Sagradas Escrituras 1569

Capítulo 1  2  3  4  5  II PEDRO  1  2  3

I PEDRO

1:1 ¶ Pedro, apóstol de Jesús, el Cristo, a los extranjeros esparcidos en Ponto, en Galacia, en Capadocia, en Asia, y en Bitinia,

1:2 elegidos (según la presciencia de Dios Padre) en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesús, el Cristo: Gracia y paz os sea multiplicada.

1:3 ¶ Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesús, el Cristo, que según su grande misericordia nos ha engendrado de nuevo en esperanza viva, por la resurrección de Jesús, el Cristo, de los muertos:

1:4 Para la herencia incorruptible, y que no puede contaminarse, ni marchitarse, conservada en los cielos,

1:5 para vosotros que sois guardados en la virtud de Dios por fe, para alcanzar la salud que está aparejada para ser manifestada en el postrer tiempo.

1:6 ¶ En lo cual vosotros os alegráis, estando al presente un poco de tiempo afligidos en diversas tentaciones, si es necesario,

1:7 para que la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro (el cual perece, mas sin embargo es probado con fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra, cuando Jesús, el Cristo, fuere manifestado;

1:8 al cual, no habiendo visto, le amáis; en el cual creyendo, aunque al presente no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorificado;

1:9 obteniendo el fin de vuestra fe, que es  la salud de vuestras almas.

1:10 ¶ De la cual salud los profetas (que profetizaron de la gracia que había de venir en vosotros), han inquirido y diligentemente buscado,

1:11 escudriñando cuándo y en qué punto de tiempo significaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos; el cual antes anunciaba las aflicciones que habían de venir al Cristo, y la gloria después de ellas.

1:12 A los cuales fue revelado, que no para sí mismos, sino para nosotros administraban las cosas que ahora os son anunciadas de los que os han predicado el Evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; en las cuales desean  mirar los ángeles.

1:13 ¶ Por lo cual, teniendo los lomos de vuestro entendimiento ceñidos con templanza, esperad perfectamente en la gracia que os es presentada cuando Jesús, el Cristo, os es manifestado,

1:14 como hijos obedientes, no conformándoos con los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;

1:15 mas como aquel que os ha llamado es santo, semejantemente también sed vosotros santos en toda conversación;

1:16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.

1:17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conversad en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación,

1:18 sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación (la cual recibisteis de vuestros padres), no con cosas corruptibles, como  oro o plata;

1:19 sino con la sangre preciosa del Cristo, como de un Cordero sin mancha y sin contaminación,

1:20 ya ordenado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postrimeros tiempos por amor de vosotros,

1:21 que por él creéis a Dios, el cual le resucitó de los muertos, y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sea en Dios.

1:22 Habiendo purificado vuestras almas en la obediencia de la verdad, por el Espíritu, en caridad hermanable sin fingimiento, amaos unos a otros entrañablemente de corazón puro,

1:23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra del Dios, viviente y que permanece para siempre.

1:24 ¶ Porque: Toda carne es como la hierba, y toda la gloria del hombre, como la flor de la hierba. Se seca la hierba, y la flor se cae;

1:25 mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la Palabra que por el Evangelio os ha sido anunciada.

 I PEDRO

2:1 ¶ Habiendo pues dejado toda malicia, y todo engaño, y fingimientos, y envidias, y todas las  murmuraciones,

2:2 desead, como niños recién nacidos, la leche racional, y que es  sin engaño, para que por ella crezcáis en salud,

2:3 si empero habéis gustado que el Señor es benigno;

2:4 ¶ al cual allegándoos (que es la Piedra viva, reprobada ciertamente de los hombres, pero elegida de Dios, preciosa),

2:5 vosotros también, como piedras vivas, son  edificados una casa espiritual, y un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesús, el Cristo.

2:6 Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sión la principal Piedra de la esquina, escogida, preciosa: Y el que creyere en ella, no será confundido.

2:7 Es pues honor a vosotros que creéis; mas para los desobedientes: La Piedra que los edificadores reprobaron, esta fue hecha la cabeza de la esquina;

2:8 Y: Piedra de tropiezo, y piedra de escándalo, a aquellos que tropiezan en la Palabra, y no creen en aquello para lo cual fueron ordenados.

2:9 Mas vosotros sois el linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido, para que mostréis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.

2:10 Vosotros, que en el tiempo pasado no erais pueblo, mas ahora sois pueblo de Dios; que en el tiempo pasado no habíais alcanzado misericordia, mas ahora habéis ya alcanzado misericordia.

2:11 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que  os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,

2:12 y tened vuestra conversación honesta entre los gentiles; para que, en lo que ellos murmuran de vosotros como de malhechores, siendo testigos de sus  buenas obras, glorifiquen a Dios en el día de la visitación,  estimándoos.

2:13 ¶ Sed pues sujetos a toda ordenación humana por Dios, ya sea a rey, como a superior,

2:14 y a a los gobernadores, como de él enviados para venganza de los malhechores, y para loor de los que hacen bien.

2:15 Porque ésta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres vanos;

2:16 como estando en libertad, y no como teniendo la libertad por cobertura de malicia, sino como siervos de Dios.

2:17 Honrad a todos. Amad la  fraternidad. Temed a Dios. Honrad al rey.

2:18 Vosotros siervos, sed sujetos con todo temor a vuestros amos; no solamente a los buenos y humanos, sino también a los injustos.

2:19 Porque esto es debido a la gracia, si alguno a causa de la conciencia que tiene  delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente.

2:20 Porque ¿qué gloria es, si pecando vosotros sois abofeteados, y lo sufrís? Mas si haciendo bien sois afligidos, y lo sufrís, esto ciertamente es debido a la gracia de Dios.

2:21 Porque para esto sois llamados; pues que también el Cristo fue afligido por nosotros, dejándonos ejemplo, para que vosotros sigáis sus pisadas;

2:22 el cual no hizo pecado; ni fue hallado engaño en su boca;

2:23 quien cuando le maldecían no retornaba maldición, y cuando padecía, no amenazaba, sino remitía la causa  al que juzga justamente;

2:24 él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia, por cuya herida habéis sido sanados.

2:25 Porque vosotros erais como ovejas descarriadas; mas ahora sois ya convertidos al Pastor y Obispo de vuestras almas.

 I PEDRO

3:1 ¶ Asimismo vosotras, mujeres, sed sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la Palabra, sean ganados sin palabra por la conversación de sus mujeres,

3:2 considerando vuestra casta conversación, que es en temor.

3:3 El adorno de las cuales no sea exterior con peinado ostentoso, y atavío de oro, ni en compostura de ropas;

3:4 sino el adorno interior del corazón sea sin corrupción, y de espíritu agradable, y pacífico, lo cual es de grande estima delante de Dios.

3:5 Porque así también se ataviaban en el tiempo antiguo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, siendo sujetas a sus maridos;

3:6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras sois hechas hijas, haciendo bien, y no sois espantadas de ningún pavor.

3:7 Vosotros maridos, igualmente, habitad con ellas sabiamente, dando honor a la mujer, como a vaso más frágil, y como a herederas juntamente de la gracia de la  vida; para que vuestras oraciones no sean impedidas.

3:8 ¶ Y finalmente, sed todos de un consentimiento, de una afección, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;

3:9 no volviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino antes por el contrario, bendiciendo, sabiendo que vosotros sois llamados para que poseáis bendición en herencia.

3:10 Porque: El que quiere amar la vida, y ver los días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño;

3:11 apártase del mal, y haga bien; busque la paz, y sígala.

3:12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos  a sus oraciones; pero  el rostro del Señor está sobre aquellos que hacen males.

3:13 ¿Y quién es aquel que os podrá dañar, si vosotros seguís el bien?

3:14 Mas también si alguna cosa padecéis por hacer bien, sois bienaventurados. Por tanto, no temáis por el temor de ellos, ni seáis turbados;

3:15 sino santificad al Señor Dios en vuestros corazones, y estad  siempre aparejados para responder a cada uno que os demande razón de la esperanza que está en vosotros; y esto con mansedumbre y reverencia,

3:16 ¶ teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean confundidos los que blasfeman vuestra buena conversación en el Ungido.

3:17 Porque mejor es que seáis afligidos haciendo bien (si la voluntad de Dios así lo quiere), que haciendo mal.

3:18 ¶ Porque también el Cristo padeció una vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;

3:19 en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,

3:20 los cuales en el tiempo pasado fueron desobedientes, cuando una vez se esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, cuando se aparejaba el arca; en la cual pocas, es a saber, ocho personas fueron salvas por agua.

3:21 ¶ A la figura de la cual el bautismo que ahora corresponde nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, mas dando testimonio de una buena conciencia delante de Dios,) por la resurrección de Jesús, el Cristo,

3:22 el cual está a la diestra de Dios, siendo subido al cielo; a quien están sujetos los ángeles, y las Potestades, y Virtudes.

 I PEDRO

4:1 ¶ Pues que el Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también estad armados del mismo pensamiento; que el que ha padecido en la carne, cesó de pecado;

4:2 para que ya el tiempo que queda en la  carne, viva, no a las concupiscencias de los hombres, sino a la voluntad de Dios.

4:3 Porque nos debe bastar que el tiempo pasado de nuestra vida hayamos hecho la voluntad de los gentiles, cuando conversábamos en lascivias, en concupiscencias, en embriagueces, en glotonerías, en orgías, y en abominables  idolatrías.

4:4 ¶ Y esto parece cosa extraña a los que os vituperan, que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución;

4:5 los cuales darán cuenta al que está aparejado para juzgar a  los vivos y a  los muertos.

4:6 Porque por esto también ha sido predicado el Evangelio a los muertos; para que sean juzgados en carne según los hombres, y vivan en espíritu según Dios.

4:7 ¶ Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, templados, y velad en oración.

4:8 Y sobre todo, tened entre vosotros ferviente caridad; porque la caridad cubrirá multitud de pecados.

4:9 Hospedaos amorosamente los unos a los otros sin murmuraciones.

4:10 Cada uno según el don que ha recibido, adminístrelo a los otros, como buenos dispensadores de las diferentes gracias de Dios.

4:11 Si alguno habla, hable  conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme a la virtud que Dios suministra; para que en todas las  cosas sea Dios glorificado por Jesús el Cristo, al cual es  gloria e imperio para siempre jamás. Amén.

4:12 ¶ Carísimos, no os maravilléis cuando seáis examinados por fuego, (lo cual se hace para vuestra prueba), como si alguna cosa peregrina os aconteciese;

4:13 mas antes en que sois participantes de las aflicciones de Cristo, gozaos, para que también en la revelación de su gloria os gocéis en triunfo.

4:14 Si sois vituperados por el  Nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque la gloria y el Espíritu de Dios reposan sobre vosotros. Cierto, según ellos, él es blasfemado, mas según vosotros es glorificado.

4:15 Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o codicioso de los bienes ajenos.

4:16 Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence; antes glorifique a Dios en esta parte.

4:17 Porque es tiempo de que el juicio comience desde la casa de Dios; y si primero comienza  por nosotros, ¿qué será el fin de aquellos que ni creen ni obedecen al Evangelio de Dios?

4:18 Y si el justo con dificultad se salva; ¿en dónde aparecerá el infiel y el pecador?

4:19 Y por eso los que son afligidos según la voluntad de Dios, encomiéndenle sus almas, como a fiel Criador, haciendo bien.

 I PEDRO

5:1 ¶ Ruego a los ancianos que están entre vosotros, (yo anciano también con ellos, y testigo de las aflicciones del Cristo, que soy también participante de la gloria que ha de ser revelada):

5:2 Apacentad la manada de Dios que está entre vosotros, teniendo cuidado de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia vergonzosa; sino con ánimo pronto;

5:3 y no como teniendo señorío sobre las heredades del Señor, sino de tal manera que seáis ejemplos de la manada.

5:4 Y cuando apareciere el gran Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.

5:5 ¶ Igualmente, jóvenes, sed sujetos a los ancianos de tal manera que seáis todos sujetos unos a otros. Vestíos de humildad de ánimo, porque Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

5:6 Humillaos pues debajo de la poderosa mano de Dios, para que él os ensalce cuando fuere tiempo,

5:7 echando toda vuestra solicitud en él; porque él tiene cuidado de vosotros.

5:8 ¶ Sed templados, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;

5:9 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que las mismas aflicciones han de ser cumplidas en la compañía de vuestros hermanos que están en el mundo.

5:10 ¶ Mas el Dios de toda gracia, que nos ha llamado a su gloria eterna por Jesús, el Cristo, después que hubiereis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, confirme, corrobore y establezca.

5:11 A él sea gloria e imperio para siempre. Amén.

5:12 Por Silvano, el hermano fiel, (según yo pienso), os he escrito brevemente, amonestándoos, y testificando que esta es la verdadera gracia de Dios, en la cual estáis.

5:13 La Iglesia que está en Babilonia, juntamente elegida con vosotros, os saluda, y Marcos mi hijo.

5:14 Saludaos unos a otros con beso de caridad. Paz sea con todos vosotros los que estáis en Jesús, el Cristo. Amén.

 II PEDRO

1:1 ¶ Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesús, el Cristo, a los que habéis alcanzado fe igualmente preciosa con nosotros en la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesús, el Cristo:

1:2 Gracia y paz os sea multiplicada en el conocimiento de Dios, y de nuestro Señor Jesús.

1:3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos son dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud,

1:4 por las cuales nos son dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fueseis hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que está en el mundo por la  concupiscencia.

1:5 ¶ Vosotros también, poniendo toda diligencia en esto mismo, mostrad en vuestra fe, virtud; y en la virtud, ciencia;

1:6 y en la ciencia, templanza; y en la templanza, paciencia; y en la paciencia, temor de Dios;

1:7 y en el temor de Dios, amor fraternal; y en el amor fraternal, caridad.

1:8 Porque si en vosotros hay estas cosas, y abundan, no os dejarán estar ociosos, ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesús, el Cristo.

1:9 Pero el que no tiene estas cosas, es ciego, y anda tentando el camino con la mano, habiendo olvidado de la purgación de sus antiguos pecados.

1:10 Por lo cual, hermanos, procurad tanto más de hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.

1:11 Porque de esta manera os será abundantemente administrada la entrada en el Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesús, el Cristo.

1:12 ¶ Por esto, yo no dejaré de amonestaros siempre de estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente.

1:13 Porque tengo por justo, (en tanto que estoy en este tabernáculo), de incitaros con amonestación,

1:14 sabiendo que brevemente tengo que dejar este mi tabernáculo, como nuestro Señor Jesús el Cristo me ha declarado.

1:15 También yo procuraré con diligencia, que después de mi fallecimiento, vosotros podáis tener memoria de estas cosas.

1:16 ¶ Porque nosotros no os hemos dado a conocer la potencia y la venida de nuestro Señor Jesús, el Cristo, siguiendo fábulas por arte compuestas; sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.

1:17 Porque él había recibido de Dios el Padre honra y gloria, cuando una tal voz fue a él enviada de la magnífica gloria: Este es el amado Hijo mío, en el cual yo me he agradado.

1:18 Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos juntamente con él en el Monte Santo.

1:19 ¶ Tenemos también la palabra de los profetas más firme, a la cual hacéis bien de estar atentos como a una lámpara que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.

1:20 Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de particular interpretación;

1:21 porque la profecía no fue en los tiempos pasados traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo.

 II PEDRO

2:1 ¶ Pero hubo también falsos profetas en el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente sectas de perdición, y negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos perdición acelerada.

2:2 Y muchos seguirán sus perdiciones, por los cuales el camino de la verdad será blasfemado;

2:3 ¶ y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas, sobre los cuales la condenación ya de largo tiempo no se tarda, y su perdición no se duerme.

2:4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que habían pecado, sino que habiéndolos despeñado en el infierno con cadenas de oscuridad, los entregó para ser reservados al juicio;

2:5 y si no perdonó al mundo viejo, mas guardó a Noé, predicador de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de malvados;

2:6 y si condenó por destrucción las ciudades de Sodoma y de Gomorra, tornándolas en ceniza, y poniéndolas por ejemplo a los que habían de vivir sin temor y reverencia de Dios,

2:7 ¶ y libró al justo Lot, el cual era perseguido de los abominables por la nefanda conversación de ellos;

2:8 (porque este justo, con ver y oír, morando entre ellos, afligía cada día su alma justa con los hechos de aquellos injustos);

2:9 sabe el Señor librar de tentación a los píos, y reservar a los injustos para ser atormentados en el día del juicio;

2:10 ¶ y principalmente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia de inmundicia, y menosprecian la Potestad; atrevidos, soberbios, que no temen decir mal de las potestades superiores;

2:11 como quiera que los mismos ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor.

2:12 Mas éstos, diciendo mal de las cosas que no entienden, (como bestias brutas, que naturalmente son hechas para presa y destrucción), perecerán en su perdición,

2:13 Recibiendo el galardón de su injusticia, ya que  estiman por delicia poder gozar de deleites cada día. Estos son suciedades y manchas, los cuales comiendo con vosotros, juntamente se recrean en sus engaños;

2:14 teniendo los ojos llenos de adulterio, y no saben cesar de pecar; cebando las almas inconstantes; teniendo el corazón ejercitado en codicias, siendo hijos de maldición;

2:15 que dejando el camino derecho han errado, habiendo seguido el camino de Balaam, hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad.

2:16 Y fue reprendido de su maldad; un animal mudo acostumbrado a yugo (sobre el cual iba sentado) hablando en voz de hombre, refrenó la locura del profeta.

2:17 Estos son fuentes sin agua, y nubes traídas de torbellino de viento; para los cuales está guardada eternalmente la oscuridad de las tinieblas.

2:18 Porque hablando arrogantes palabras de vanidad, ceban con las concupiscencias de la carne en disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que conversan en error;

2:19 prometiéndoles libertad, siendo ellos mismos siervos de corrupción. Porque el que es de alguno vencido, es sujeto a la servidumbre del que lo venció.

2:20 Ciertamente, si habiéndose ellos apartado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesús, el Cristo, y otra vez envolviéndose en ellas son vencidos, sus postrimerías les son hechas peores  que los principios.

2:21 Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, tornarse atrás del santo mandamiento que les fue dado.

2:22 Pero les ha acontecido lo que por un verdadero proverbio se suele decir: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.

 II PEDRO

3:1 ¶ Carísimos, yo os escribo ahora esta segunda carta, por la cual despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento;

3:2 para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y de nuestro mandamiento, que somos apóstoles del Señor y Salvador;

3:3 ¶ sabiendo primero esto, que en los postrimeros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias,

3:4 y diciendo: ¿Dónde está la Promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación.

3:5 Cierto, ellos ignoran voluntariamente, que los cielos fueron creados  en el tiempo antiguo y la tierra salido del agua y en el agua, por la palabra de Dios;

3:6 por lo cual el mundo de entonces pereció anegado por agua;

3:7 pero los cielos que son ahora, y la tierra, son conservados por la misma Palabra, guardados para el fuego en el día del juicio, y de la perdición de los hombres impíos.

3:8 ¶ Mas, oh amados, no ignoréis una cosa: y es  que un día delante del Señor es como mil años y mil años son como un día.

3:9 ¶ El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; pero es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento.

3:10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo, serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella están, serán quemadas.

3:11 ¶ Pues como sea así  que todas estas cosas han de ser deshechas, ¿no conviene que vosotros seáis en santas y pías conversaciones,

3:12 esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos siendo encendidos, serán deshechos, y los elementos siendo abrasados, se fundirán?

3:13 Pero esperamos cielos nuevos y tierra nueva, según sus Promesas, en los cuales mora la justicia.

3:14 Por lo cual, oh amados, estando en esperanza de estas cosas, procurad con diligencia que seáis hallados de él sin mácula, y sin reprensión, en paz.

3:15 Y tened por salud la paciencia de nuestro Señor; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito también;

3:16 casi en todas sus epístolas, hablando en ellas  de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para perdición de  sí mismos.

3:17 Así que vosotros, oh amados, pues estáis amonestados, guardaos que por el error de los abominables no seáis juntamente con los otros engañados, y caigáis de vuestra firmeza.

3:18 Mas creced en la gracia, y el  conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesús, el Cristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.

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