Sagradas Escrituras 1569

Capítulo 1  2  3

NAHÚM

1:1 ¶ Carga de Nínive. Libro de la visión de Nahum de Elcos.

1:2 ¶ Dios celoso y vengador es  el SEÑOR; vengador es  el SEÑOR, y Señor de ira; el SEÑOR, que se venga de sus adversarios, y que guarda su enojo  para sus enemigos.

1:3 El SEÑOR es tardo para la ira, y grande en poder, y no tendrá al culpado por inocente. El SEÑOR cuyo camino es  en tempestad y turbión, y las nubes son  el polvo de sus pies.

1:4 El reprende al mar, y lo hace secar, y hace secar todos los ríos; Basán fue destruido, y el Carmelo, y la flor del Líbano fue destruida.

1:5 Los montes tiemblan de él, y los collados se deslíen; y la tierra se abrasa delante de su presencia, y el mundo, y todos los que en él habitan.

1:6 ¿Quién permanecerá delante de su ira? ¿Y quién quedará en pie en el furor de su enojo? Su ira se derrama como fuego, y las peñas se rompen por él.

1:7 Bueno es  el SEÑOR para fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían.

1:8 Mas con inundación pasante hará consumación de su lugar, y tinieblas perseguirán a sus enemigos.

1:9 ¶ ¿Qué pensáis contra el SEÑOR? El hace consumación; no se levantará dos veces la tribulación.

1:10 Porque como espinas entretejidas, mientras se embriagarán los borrachos, serán consumidos del fuego, como las estopas llenas de sequedad.

1:11 De ti salió el que pensó mal contra el SEÑOR, un  consejero impío.

1:12 Así dijo el SEÑOR: Aunque más reposo tengan, y sean tantos, así serán talados, y él  pasará. Bien que te he afligido, no más te afligiré.

1:13 Porque ahora quebraré su yugo de sobre ti, y romperé tus coyundas.

1:14 Mas acerca de ti mandará el SEÑOR, que nunca más sea sembrado alguno de tu nombre: de la casa de tu dios talaré escultura y estatua de fundición, la haré tu sepulcro; porque fuiste vil.

1:15 He aquí sobre los montes están ya  los pies del que trae buenas nuevas, del que pregona la paz. Celebra, oh Judá, tus fiestas, cumple tus votos: porque nunca más pasará por ti el impío; él fue talado del todo.

 NAHÚM

2:1 ¶ Subió destruidor contra ti; guarda la fortaleza, mira el camino, fortifica los lomos, fortalece mucho la fuerza.

2:2 Porque el SEÑOR restituirá la gloria de Jacob como la gloria de Israel; porque vaciadores los vaciaron, y estropearon sus mugrones.

2:3 El escudo de sus valientes será bermejo, los varones de su  ejército vestidos de grana; el carro como fuego de antorchas; el día que se aparejará, temblarán las hayas.

2:4 Los carros harán locuras en las plazas, discurrirán por las calles; sus rostros como antorchas; correrán como relámpagos.

2:5 El se acordará de sus valientes; andando tropezarán cuando se apresurarán a su muro, y la cubierta se aparejare.

2:6 Las puertas de los ríos se abrirán, y el palacio será destruido.

2:7 Y la reina será cautiva; le mandarán que suba, y sus criadas la llevarán, gimiendo como palomas, batiendo sus pechos.

2:8 Y fue Nínive de tiempo antiguo como estanque de aguas; mas ellos ahora  huyen. Parad, parad gritarán ; y ninguno mira atrás .

2:9 Saquead plata, saquead oro; no hay fin de las riquezas; honra, más que todo ajuar de codicia.

2:10 Vacía, y agotada, y despedazada está, y el corazón derretido; batimiento de rodillas, y dolor en los riñones, y los rostros de todos tomarán negrura.

2:11 ¶ ¿Qué es de la morada de los leones, y de la majada de los cachorros de los  leones, donde se recogía el león, y la leona, y los cachorros del león, y no había quien les pusiese miedo?

2:12 El león arrebataba en abundancia para sus cachorros, y ahogaba para sus leonas, y henchía de presa sus cavernas, y de robo sus moradas.

2:13 He aquí, Yo hablo  a ti, dice el SEÑOR de los ejércitos. Encenderé y reduciré a  humo tus carros, y espada devorará tus leoncillos; y raeré de la tierra tu robo, y nunca más se oirá voz de tus embajadores.

 NAHÚM

3:1 ¶ ¡Ay de la ciudad de sangre, toda llena de mentira y de rapiña, no se aparta de ella el  robo!

3:2 Sonido de látigo, y estruendo de movimiento de ruedas; y caballo atropellador, y carro saltador se oirá en ti ;

3:3 Caballero enhiesto, y resplandor de espada, y resplandor de lanza; y multitud de muertos, y multitud de cadáveres; y de sus cadáveres no habrá fin, y en sus cadáveres tropezarán:

3:4 A causa de la multitud de las fornicaciones de la ramera de hermosa gracia, maestra de hechizos, que vende en esclavitud  los gentiles con sus fornicaciones, y a  los pueblos con sus hechizos.

3:5 Heme aquí contra ti, dice el SEÑOR de los ejércitos, y descubriré tus faldas en tu cara, y mostraré a los gentiles tu desnudez, y a los reinos tu vergüenza.

3:6 Y echaré sobre ti suciedades, y te afrentaré, y te pondré como estiércol.

3:7 Y será que todos los que te vieren, se apartarán de ti, y dirán: Nínive es asolada; ¿quién se compadecerá de ella? ¿Dónde te buscaré consoladores?

3:8 ¶ ¿Eres tú mejor que No-amón, que estaba asentada entre ríos, cercada de aguas, cuyo baluarte era  el mar, y de mar su muralla?

3:9 Etiopía era  su fortaleza, y Egipto sin límite; Fut y Libia fueron en tu ayuda.

3:10 También ella fue llevada  en cautiverio; también sus chiquitos fueron estrellados en las encrucijadas de todas las calles; y sobre sus honrados echaron suertes, y todos sus nobles fueron aprisionados con grillos.

3:11 Tú también serás embriagada, serás encerrada; tú también buscarás fortaleza a causa del enemigo.

3:12 Todas tus fortalezas son como  higueras con brevas; que si las sacuden, caen en la boca del que las ha de comer.

3:13 He aquí, tu pueblo será como  mujeres en medio de ti; las puertas de tu tierra se abrirán de par en par a tus enemigos; fuego consumirá tus barras.

3:14 Provéete de agua para el cerco, fortifica tus fortalezas; entra en el lodo, pisa el barro, fortifica el horno.

3:15 Allí te consumirá el fuego, te talará la espada, te devorará como pulgón; multiplícate como langosta, multiplícate como langosta.

3:16 Multiplicaste tus mercaderes más que las estrellas del cielo; el pulgón hizo presa, y voló.

3:17 Tus príncipes serán  como langostas, y tus grandes como langostas de langostas que se sientan en vallados en día de frío; salido el sol se mudan, y no se conoce el lugar donde estuvieron.

3:18 Durmieron tus pastores, oh rey de Asiria, reposaron tus valientes; tu pueblo se derramó por los montes, y no hay quien lo junte.

3:19 No hay cura para tu quebradura; tu herida se encrudeció; todos los que oyeron tu fama, batirán las manos sobre ti, porque ¿sobre quién no pasó continuamente tu malicia?

#@#