Sagradas Escrituras 1569

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I SAMUEL

1:1 ¶ Hubo un  varón de Ramataim de Zofim, del monte de Efraín, que se llamaba Elcana, hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo.

1:2 Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era  Ana, y el nombre de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía.

1:3 Y subía aquel varón todos los años de su ciudad, a adorar y sacrificar al SEÑOR de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes del SEÑOR.

1:4 Y cuando  venía el día, Elcana sacrificaba, y daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte.

1:5 Mas a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque el SEÑOR había cerrado su matriz.

1:6 Y su competidora la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque el SEÑOR había cerrado su matriz.

1:7 Y así hacía cada año; cuando subía a la Casa del SEÑOR, la otra la  enojaba así; por lo cual ella  lloraba, y no comía.

1:8 Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿Y por qué no comes? ¿Y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?

1:9 ¶ Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y el sacerdote Elí estaba sentado sobre una  silla junto a un pilar del templo del SEÑOR.

1:10 Y ella con amargura de alma oró al SEÑOR llorando abundantemente;

1:11 e hizo voto, diciendo: El SEÑOR de los ejércitos, si te dignares mirar la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, mas dieres a tu sierva simiente de varón, yo  lo dedicaré al  SEÑOR todos los días de su vida, y no subirá navaja sobre su cabeza.

1:12 Y fue que como ella orase largamente delante del SEÑOR, Elí estaba observando la boca de ella.

1:13 Mas Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y la tuvo Elí por borracha.

1:14 Entonces  le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás borracha? Digiere tu vino.

1:15 Y Ana le respondió, diciendo: No, señor mío; mas yo soy una  mujer acongojada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante del SEÑOR.

1:16 No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora.

1:17 Y Elí respondió, y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.

1:18 Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por  su camino, y comió, y no estuvo más triste.

1:19 ¶ Y levantándose de mañana, adoraron delante del SEÑOR, y volvieron, y llegaron a su casa en Ramá. Y Elcana conoció a Ana su mujer, y el SEÑOR se acordó de ella.

1:20 Y fue que al pasar el tiempo, Ana concibió, y dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel (demandado de Dios ), diciendo : Por cuanto lo demandé al SEÑOR.

1:21 Después subió el varón Elcana, con toda su familia, a sacrificar al SEÑOR el sacrificio acostumbrado, y su voto.

1:22 Mas Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré  hasta que el niño sea destetado; para que lo lleve y sea presentado delante del SEÑOR, y se quede allá para siempre.

1:23 Y Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te pareciere; quédate hasta que lo destetes; solamente el SEÑOR cumpla su palabra. Y se quedó la mujer, y crió su hijo hasta que lo destetó.

1:24 Y después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de harina, y un odre de vino, y lo trajo a la Casa del SEÑOR en Silo; y el niño era aún  pequeño.

1:25 Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí.

1:26 Y ella dijo: ¡Ruego señor mío! Como  vive tu alma, señor mío, yo soy  aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando al SEÑOR.

1:27 Por este niño oraba, y el SEÑOR me dio lo que le pedí.

1:28 Yo, pues , le vuelvo también al SEÑOR; todos los días que viviere, será del SEÑOR. Y adoró allí al SEÑOR.

 I SAMUEL

2:1 ¶ Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en el SEÑOR, mi cuerno es ensalzado en el SEÑOR; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salud.

2:2 No hay santo como el SEÑOR; porque no hay ninguno  fuera de ti; y no hay  Fuerte como el Dios nuestro.

2:3 No multipliquéis hablando grandezas, altanerías; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca, porque el Dios de todo saber es  el SEÑOR, y las obras magníficas  a él le son prestas.

2:4 Los arcos de los fuertes fueron  quebrados, y los flacos se ciñeron de fortaleza.

2:5 Los saciados se alquilaron por pan, y cesaron los hambrientos; hasta dar a luz siete la estéril, y la que tenía muchos hijos enfermó.

2:6 El SEÑOR mata, y él da vida; él hace descender al sepulcro, y hace subir.

2:7 El SEÑOR empobrece, y él enriquece; abate, y ensalza.

2:8 El levanta del polvo al pobre, y al menesteroso ensalza del estiércol, para asentarlo con los príncipes; y hace que tengan por heredad asiento de honra. Porque del SEÑOR son las columnas de la tierra, y él  asentó  sobre ellas el mundo.

2:9 El guarda los pies de sus santos, mas los impíos perecen en tinieblas; porque nadie será valiente por su propia  fuerza.

2:10 SEÑOR, serán quebrantados sus adversarios; y sobre ellos tronará desde los cielos. El SEÑOR juzgará los términos de la tierra, y dará fortaleza a su Rey, y ensalzará el cuerno de su Mesías.

2:11 ¶ Y Elcana se volvió a su casa en Ramá; y el niño ministraba al SEÑOR delante del sacerdote Elí.

2:12 Mas los hijos de Elí eran hijos de Belial, y no tenían conocimiento del SEÑOR.

2:13 Era  la costumbre de los sacerdotes con el pueblo que , cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote mientras la carne estaba a cocer, trayendo  en su mano un garfio de tres ganchos;

2:14 y hería con él en la caldera, o en la olla, o en el caldero, o en el pote; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían a todo israelita que venía a Silo.

2:15 Asimismo, antes de quemar el sebo, venía el criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que ase para el sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda.

2:16 Y si  le respondía el varón: Quemen luego el sebo hoy, y después  tome tanta  como quisieres; él respondía: No, sino ahora la has de dar; de otra manera yo  la tomaré por fuerza.

2:17 Era, pues , el pecado de los jóvenes muy grande delante del SEÑOR; porque los hombres menospreciaban el presente del SEÑOR.

2:18 Y el joven Samuel ministraba delante del SEÑOR, vestido de un  efod de lino.

2:19 Y le hacía su madre una túnica pequeña, y se la traía cada año, cuando subía con su marido a ofrecer el sacrificio acostumbrado.

2:20 Y Elí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: El SEÑOR te dé simiente de esta mujer en lugar de esta petición que hizo al SEÑOR. Y se volvieron a su casa.

2:21 Y visitó el SEÑOR a Ana, y concibió, y dio a luz tres hijos, y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante del SEÑOR.

2:22 Elí empero era muy viejo, y oía todo lo que sus hijos hacían a todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo del testimonio.

2:23 Y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes.

2:24 No, hijos míos; porque no es buena fama la que yo oigo; que hacéis pecar al pueblo del SEÑOR.

2:25 Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra el SEÑOR, ¿quién rogará por él? Mas ellos  no oyeron la voz de su padre, porque el SEÑOR ya  había decidido matarlos.

2:26 Y el joven Samuel iba creciendo, y hallando gracia delante de Dios y delante de los hombres.

2:27 ¶ Y vino un varón de Dios a Elí, y le dijo: Así dijo el SEÑOR: ¿No me manifesté yo  claramente a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto en casa de Faraón?

2:28 Y yo  le escogí por mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y quemase incienso, y llevase efod delante de mí; y di a la casa de tu padre todos los sacrificios de los hijos de  Israel.

2:29 ¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis presentes, que yo  mandé ofrecer  en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?

2:30 Por tanto, el SEÑOR el Dios de Israel dijo: Yo  había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora dijo el SEÑOR: Nunca yo tal haga, porque yo  honraré a los que me  honran, y los que me tuvieren en poco, serán viles.

2:31 He aquí, vienen días, en que cortaré tu brazo, y el brazo de la casa de tu padre, que no haya viejo en tu casa.

2:32 Y verás competidor en el tabernáculo, en todas las cosas en que hiciere bien a Israel; y en ningún tiempo habrá viejo en tu casa.

2:33 Y no te cortaré del todo  varón de mi altar, para hacerte marchitar tus ojos, y llenar tu ánimo de dolor; mas toda la cría de tu casa morirá en la edad  varonil.

2:34 Y te será por  señal esto que acontecerá a tus dos hijos, Ofni y Finees: ambos morirán en un día.

2:35 Y yo  me despertaré un  sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo  le edificaré casa firme, y él  andará delante de mi Ungido todo los días.

2:36 Y será que el que hubiere quedado en tu casa, vendrá a postrársele por un dinero de plata y un bocado de pan, diciéndole: Te ruego que me constituyas en algún ministerio, para que coma un bocado de pan.

 I SAMUEL

3:1 ¶ Y el joven Samuel ministraba al SEÑOR delante de Elí; y la palabra del SEÑOR era de estima en aquellos días; no había  visión manifiesta.

3:2 Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando  sus ojos comenzaban a oscurecerse, que no podía ver,

3:3 y antes que la lámpara de Dios fuese apagada, Samuel estaba durmiendo en el templo del SEÑOR, donde el arca de Dios estaba;

3:4 y el SEÑOR llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí.

3:5 Y corriendo luego  a Elí, dijo: Heme aquí; ¿para qué me llamaste? Y Elí le dijo: Yo  no he llamado; vuélvete a acostar. Y él  se volvió, y se acostó.

3:6 Y el SEÑOR volvió a llamar otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él  dijo: Hijo mío, yo  no he llamado; vuelve, y acuéstate.

3:7 Mas Samuel aún no conocía al SEÑOR, ni le había sido revelada la  palabra del SEÑOR.

3:8 El SEÑOR, pues, llamó la tercera vez a Samuel. Y él  levantándose vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Entonces Elí entendió que el SEÑOR llamaba al joven.

3:9 Y dijo Elí a Samuel: Ve, y acuéstate; y si te llamare, dirás: Habla, SEÑOR, que tu siervo oye. Así se fue Samuel, y se acostó en su lugar.

3:10 Y vino el SEÑOR, y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, que tu siervo oye.

3:11 ¶ Y el SEÑOR dijo a Samuel: He aquí haré yo una  cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos.

3:12 Aquel día yo  despertaré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa. Cuando  comenzaré, también  acabaré.

3:13 Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos se han envilecido, y él no los ha estorbado.

3:14 Y por tanto yo  he jurado a la casa de Elí, que la iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con presentes.

3:15 Y Samuel estuvo acostado hasta la mañana, y abrió las puertas de la casa del SEÑOR. Y Samuel temía descubrir la visión a Elí.

3:16 Llamando, pues, Elí a Samuel, le dijo: Hijo mío, Samuel. Y él respondió: Heme aquí.

3:17 Y dijo: ¿Qué es la palabra que te habló el SEÑOR ? Te ruego que no me la encubras. Así te haga Dios y así te añada, si me encubrieres palabra de todo lo que habló contigo.

3:18 Y Samuel se lo manifestó todo, sin encubrirle nada. Entonces él dijo: El SEÑOR es; haga lo que bien le pareciere.

3:19 ¶ Y Samuel creció, y el SEÑOR fue con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras.

3:20 Y conoció todo Israel desde Dan hasta Beerseba, que Samuel era  fiel profeta del SEÑOR.

3:21 Así volvió el SEÑOR a aparecer en Silo; porque el SEÑOR se manifestó a Samuel en Silo con palabra del SEÑOR.

 I SAMUEL

4:1 ¶ Y Samuel habló a todo Israel. Por aquel tiempo  salió Israel a encontrar en batalla a los filisteos, y asentó campamento junto a Eben-ezer (la piedra de la ayuda ), y los filisteos asentaron el suyo en Afec.

4:2 Y los filisteos presentaron la batalla a Israel; y cuando  la batalla se dio, Israel fue vencido delante de los filisteos, los cuales hirieron en la batalla por el campo como cuatro mil hombres.

4:3 Y cuando  el pueblo volvió al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy el SEÑOR delante de los filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto del SEÑOR, para que viniendo entre  nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos.

4:4 Y envió el pueblo a Silo, y trajeron de allá el arca del pacto del SEÑOR de los ejércitos, que estaba asentado entre los querubines; y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban  allí con el arca del pacto de Dios.

4:5 Y aconteció que, cuando el arca del pacto del SEÑOR vino al campamento, todo Israel dio grita con tan  gran júbilo, que la tierra tembló.

4:6 Y cuando los filisteos oyeron la voz del júbilo, dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es  ésta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca del SEÑOR había venido al campamento.

4:7 Y los filisteos tuvieron miedo, porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron: ¡Ay de nosotros! que ayer ni anteayer no fue así.

4:8 ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de las manos de estos dioses fuertes? Estos son  los dioses que hirieron a Egipto con toda plaga en el desierto.

4:9 Esforzaos, oh filisteos, y sed varones, para que no sirváis a los hebreos, como ellos os han servido a vosotros. Sed varones, y pelead.

4:10 ¶ Pelearon, pues , los filisteos, e Israel fue vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y fue hecha muy grande mortandad, pues  cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie.

4:11 Y el arca de Dios fue tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finees.

4:12 ¶ Y corriendo de la batalla un  varón de Benjamín, vino aquel día a Silo, rotos sus vestidos y tierra sobre su cabeza;

4:13 y cuando llegó, he aquí Elí que estaba sentado sobre una silla atalayando junto al camino; porque su corazón estaba temblando por causa del arca de Dios. Y cuando  aquel hombre llegó a la ciudad, a dar las nuevas,  toda la ciudad gritó.

4:14 Y cuando Elí oyó el estruendo de la gritería, dijo: ¿Qué estruendo de alboroto es  éste? Y aquel hombre vino aprisa, y dio las nuevas a Elí.

4:15 Era ya  Elí de edad de noventa y ocho años, y sus ojos se habían oscurecido, de modo  que no podía ver.

4:16 Dijo, pues , aquel varón a Elí: Yo vengo de la batalla, he huido hoy de la batalla. Y él le  dijo: ¿Qué ha acontecido, hijo mío?

4:17 Y el mensajero respondió, y dijo: Israel huyó delante de los filisteos, y también fue hecha gran mortandad en el pueblo; y también tus dos hijos, Ofni y Finees, son muertos, y el arca de Dios fue tomada.

4:18 Y aconteció que cuando él hizo mención del arca de Dios, Elí  cayó hacia atrás de la silla junto al lugar de la puerta, y se le quebró la cerviz, y murió; porque era hombre viejo y pesado. Y había juzgado a Israel  cuarenta años.

4:19 ¶ Y su nuera, la mujer de Finees, que estaba  encinta, cercana al parto, oyendo el rumor que el arca de Dios era tomada, y muertos su suegro y su marido, se encorvó y dio a luz; porque sus dolores se habían ya derramado  por ella.

4:20 Y al tiempo que se moría, le decían las que estaban junto a ella: No tengas temor, porque has dado a luz un hijo. Mas ella no respondió, ni paró atención.

4:21 Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Traspasada es la gloria de Israel! (por el arca de Dios que fue tomada, y porque era muerto su suegro, y su marido.)

4:22 Dijo pues: Traspasada es la gloria de Israel; porque el arca de Dios fue tomada.

 I SAMUEL

5:1 ¶ Y los filisteos, tomada el arca de Dios, la trajeron desde Eben-ezer a Asdod.

5:2 Y tomaron los filisteos el arca de Dios, y la metieron en la casa de Dagón, y la pusieron junto a Dagón.

5:3 Y el siguiente día los de Asdod se levantaron de mañana, y he aquí Dagón postrado en tierra delante del arca del SEÑOR; y tomaron a Dagón, y lo volvieron a su lugar.

5:4 Y volviéndose a levantar de mañana el siguiente día, he aquí que Dagón había caído postrado en tierra delante del arca del SEÑOR; y la cabeza de Dagón, y las dos palmas de sus manos estaban  cortadas sobre el umbral,  habiéndole quedado a Dagón el tronco  solamente.

5:5 Por esta causa los sacerdotes de Dagón, y todos los que en el templo de Dagón entran, no pisan el umbral de Dagón en Asdod, hasta hoy.

5:6 ¶ Pero se agravó la mano del SEÑOR sobre los de Asdod, y los destruyó, y los hirió con hemorroides en Asdod y en todos sus términos.

5:7 Y viendo esto los de Asdod, dijeron: No quede con nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano es dura sobre nosotros, y sobre nuestro dios Dagón.

5:8 Enviaron, pues, a juntar a sí todos los príncipes de los filisteos, y dijeron: ¿Qué haremos del arca del Dios de Israel? Y ellos respondieron: Pásese el arca del Dios de Israel a Gat. Y pasaron allá el arca del Dios de Israel.

5:9 Y aconteció que cuando la hubieron pasado, la mano del SEÑOR fue contra la ciudad con gran quebrantamiento; e hirió a  los hombres de aquella ciudad desde el chico hasta el grande, que se llenaron de hemorroides.

5:10 Entonces  enviaron el arca de Dios a Ecrón. Y cuando el arca de Dios vino a Ecrón, los ecronitas dieron voces diciendo: Han pasado a mí el arca del Dios de Israel por matarme a mí y a mi pueblo.

5:11 Y enviaron a juntar todos los príncipes de los filisteos, diciendo: Despachad el arca del Dios de Israel, y vuélvase a su lugar, y no me  mate a mí ni a mi pueblo; porque había quebrantamiento de muerte en toda la  ciudad, y la mano de Dios se había allí agravado.

5:12 Y los que no morían, eran heridos de hemorroides; y el clamor de la ciudad subía al cielo.

 I SAMUEL

6:1 ¶ Y estuvo el arca del SEÑOR en la tierra de los filisteos siete meses.

6:2 Entonces  los filisteos, llamando a  los sacerdotes y adivinos, preguntaron: ¿Qué haremos del arca del SEÑOR? Declaradnos cómo la hemos de volver a enviar a su lugar.

6:3 Y ellos  dijeron: Si enviáis el arca del Dios de Israel, no la enviéis vacía; mas le pagaréis la expiación; y entonces seréis sanos, y conoceréis por qué no se apartó de vosotros su mano.

6:4 Y ellos  dijeron: ¿Y qué será la expiación que le pagaremos? Y ellos  respondieron: Conforme  al número de los príncipes de los filisteos, cinco hemorroides de oro, y cinco ratones de oro, porque la misma  plaga que todos tienen, tienen también vuestros príncipes.

6:5 Haréis, pues, las formas de vuestras partes posteriores con  vuestras hemorroides, y las formas de vuestros ratones que destruyen la tierra, y daréis gloria al Dios de Israel; por ventura aliviará su mano de sobre  vosotros, y de sobre vuestros dioses, y de sobre vuestra tierra.

6:6 Mas ¿por qué endurecéis vuestro corazón, como los egipcios y Faraón endurecieron su corazón? Después que los hubo así  tratado, ¿no los dejaron que se fuesen, y se fueron?

6:7 Haced, pues, ahora un carro nuevo, y tomad luego dos vacas que críen, a las cuales no haya sido puesto yugo, y uncid las vacas al carro, y haced volver de detrás de ellas sus becerros a casa.

6:8 Tomaréis luego  el arca del SEÑOR, y la pondréis sobre el carro; y poned en una caja al lado de ella las alhajas de oro que le pagáis en expiación; y la dejaréis que se vaya.

6:9 Y mirad; si sube por el camino de su término a Bet-semes, él nos ha hecho este mal tan  grande; y si no, seremos ciertos que su mano no nos hirió, nos ha sido accidente.

6:10 ¶ Y aquellos varones lo hicieron así; tomando dos vacas que criaban, las uncieron al carro, y encerraron en casa sus becerros.

6:11 Luego  pusieron el arca del SEÑOR sobre el carro, y la caja con los ratones de oro y con las formas de sus hemorroides.

6:12 Y las vacas se encaminaron por el camino de Bet-semes, e iban por un mismo camino andando y bramando, sin apartarse ni a diestra ni a siniestra; y los príncipes de los filisteos fueron tras ellas hasta el término de Bet-semes.

6:13 Y los de Bet-semes segaban el trigo en el valle; y alzando sus ojos vieron el arca, y se regocijaron cuando la vieron.

6:14 Y el carro vino al campo de Josué bet-semita, y paró allí porque allí había una gran piedra; y ellos  cortaron la madera del carro, y ofrecieron las vacas en holocausto al SEÑOR.

6:15 Y los levitas bajaron el arca del SEÑOR, y la caja que estaba  junto a ella, en la cual estaban  las alhajas de oro, y las pusieron sobre aquella gran piedra; y los varones de Bet-semes sacrificaron holocaustos  y mataron víctimas al SEÑOR en aquel día.

6:16 Lo cual viendo los cinco príncipes de los filisteos, se volvieron a Ecrón el mismo día.

6:17 Estas pues son las hemorroides de oro que pagaron los filisteos al SEÑOR en expiación: por Asdod una, por Gaza una, por Ascalón una, por Gat una, por Ecrón una;

6:18 y ratones de oro conforme  al número de todas las ciudades de los filisteos pertenecientes  a los cinco príncipes, desde las ciudades fuertes hasta las aldeas sin muro; y hasta la gran piedra sobre la cual  pusieron el arca del SEÑOR, piedra que está  en el campo de Josué, bet-semita hasta hoy.

6:19 ¶ Entonces  hirió Dios  de los de Bet-semes, porque habían mirado el arca del SEÑOR; hirió en el pueblo setenta varones y cincuenta mil hombres. Y el pueblo puso luto, porque el SEÑOR había herido el pueblo de  tan gran plaga.

6:20 Y dijeron los de Bet-semes: ¿Quién podrá estar delante del SEÑOR el Dios santo? ¿Y a quién subirá desde nosotros?

6:21 Y enviaron mensajeros a los de Quiriat-jearim, diciendo: Los filisteos han vuelto el arca del SEÑOR; descended, pues, y llevadla a vosotros.

 I SAMUEL

7:1 ¶ Y vinieron los de Quiriat-jearim, y llevaron el arca del SEÑOR, y la metieron en casa de Abinadab, en Gabaa; y santificaron a Eleazar su hijo, para que guardase el arca del SEÑOR.

7:2 Y aconteció que desde el día que llegó el arca a Quiriat-jearim pasaron mucho días, veinte años; y toda la casa de Israel se lamentaba en pos del SEÑOR.

7:3 ¶ Y habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis al SEÑOR, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón al SEÑOR, y servid a él sólo, y él os  librará de mano de los filisteos.

7:4 Entonces los hijos de Israel quitaron a los baales y a Astarot, y sirvieron sólo al SEÑOR.

7:5 Y Samuel dijo: Juntad a todo Israel en Mizpa, y yo  oraré por vosotros al SEÑOR.

7:6 Y juntándose en Mizpa, sacaron agua, y la derramaron delante del SEÑOR, y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra el SEÑOR hemos pecado. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en Mizpa.

7:7 ¶ Y oyendo los filisteos que los hijos de Israel estaban reunidos en Mizpa, subieron los príncipes de los filisteos contra Israel. Lo cual cuando oyeron los hijos de Israel, tuvieron temor de los filisteos.

7:8 Y dijeron los hijos de Israel a Samuel: No ceses de clamar por nosotros al SEÑOR nuestro Dios, que nos guarde de mano de los filisteos.

7:9 Y Samuel tomó un cordero de leche, y lo sacrificó entero al SEÑOR en holocausto; y clamó Samuel al SEÑOR por Israel, y el SEÑOR le oyó.

7:10 Y aconteció que estando Samuel sacrificando el holocausto, los filisteos llegaron para pelear con los hijos de Israel. Mas el SEÑOR tronó aquel día con gran estruendo sobre los filisteos, y los quebrantó, y fueron vencidos  delante de Israel.

7:11 Y saliendo los hijos de Israel de Mizpa, siguieron a los filisteos, hiriéndolos hasta abajo de Bet-car.

7:12 Tomó luego  Samuel una piedra, y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó el SEÑOR.

7:13 ¶ Fueron, pues , los filisteos humillados, que no vinieron más al término de Israel; y la mano del SEÑOR fue contra los filisteos todo el tiempo de Samuel.

7:14 Y fueron restituidas a los hijos de Israel las ciudades que los filisteos habían tomado a los israelitas, desde Ecrón hasta Gat, con sus términos; e Israel las libró de mano de los filisteos. Y hubo paz entre Israel y el  amorreo.

7:15 Y juzgó Samuel a Israel todo el tiempo que vivió.

7:16 Y todos los años iba y daba vuelta a Bet-el, y a Gilgal, y a Mizpa, y juzgaba a Israel en todos estos lugares.

7:17 Volvía después a Ramá, porque allí estaba  su casa, y allí también  juzgaba a Israel; y edificó allí un altar al SEÑOR.

 I SAMUEL

8:1 ¶ Y aconteció que cuando Samuel se hizo viejo, puso sus hijos por jueces sobre Israel.

8:2 Y el nombre de su hijo primogénito fue Joel, y el nombre del segundo, Abías; los cuales fueron  jueces en Beerseba.

8:3 Mas no anduvieron los hijos por los caminos de su padre, antes se recostaron tras la avaricia, recibiendo cohecho y pervirtiendo el derecho.

8:4 ¶ Entonces  todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Samuel en Ramá,

8:5 y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no van por tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un  rey que nos juzgue, como tienen  todos los gentiles.

8:6 Y descontentó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos rey que nos juzgue. Y Samuel oró al SEÑOR.

8:7 Y dijo el SEÑOR a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te dijeren; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.

8:8 Conforme a todas las obras que han hecho desde el día que los saqué de Egipto hasta hoy, que me han dejado y han servido a dioses ajenos, así hacen también contigo.

8:9 Ahora, pues, oye su voz; mas protesta primero  contra ellos declarándoles el derecho del rey que ha de reinar sobre ellos.

8:10 Y dijo Samuel todas las palabras del SEÑOR al pueblo que le había pedido rey.

8:11 Y dijo: Este será el derecho del rey que hubiere de reinar sobre vosotros; tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros, y en su gente de a caballo, para que corran delante de su carro.

8:12 Y se elegirá capitanes de mil, y capitanes de cincuenta; los pondrá asimismo a que aren sus campos, y sieguen sus mieses, y a que hagan sus armas de guerra, y los pertrechos de sus carros.

8:13 Tomará también a vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras, y amasadoras.

8:14 Asimismo tomará vuestras tierras, vuestras viñas, y vuestros buenos olivares, y los  dará a sus siervos.

8:15 El diezmará vuestras simientes y vuestras viñas, para dar a sus eunucos y a sus siervos.

8:16 El tomará vuestros siervos, y vuestras siervas, y vuestros buenos mancebos, y vuestros asnos, y con ellos hará sus obras.

8:17 Diezmará también vuestro rebaño, y finalmente  seréis sus siervos.

8:18 Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas el SEÑOR no os oirá en aquel día.

8:19 Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel; antes dijeron: No, sino que habrá rey sobre nosotros;

8:20 y nosotros seremos también como todos los gentiles, y nuestro rey nos gobernará, y saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras.

8:21 Y oyó Samuel todas las palabras del pueblo, y las refirió en oídos del SEÑOR.

8:22 Y el SEÑOR dijo a Samuel: Oye su voz, y pon rey sobre ellos. Entonces dijo Samuel a los varones de Israel: Idos cada uno a su ciudad.

 I SAMUEL

9:1 ¶ Y había un  varón de Benjamín, hombre valeroso, el cual se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, hijo de un  varón de Jemini (Benjamín ).

9:2 Y tenía él un  hijo que se llamaba Saúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo.

9:3 ¶ Y se habían perdido las asnas de Cis, padre de Saúl; por lo que  dijo Cis a Saúl su hijo: Toma ahora contigo alguno de los criados, y levántate, y ve a buscar las asnas.

9:4 Y él  pasó al monte de Efraín, y de allí  pasó a la tierra de Salisa, y no las  hallaron. Pasaron luego  por la tierra de Saalim, y tampoco. Después pasaron por la tierra de Jemini (o  de Benjamín ), y no las encontraron.

9:5 Y cuando vinieron a la tierra de Zuf, Saúl dijo a su criado que tenía consigo: Ven, volvámonos; porque por ventura mi padre, dejado el cuidado de  las asnas, estará acongojado por nosotros.

9:6 Y él le respondió: He aquí ahora que en esta ciudad esta  el varón de Dios, que es varón insigne; todas las cosas que él dijere, sin duda vendrán. Vamos, ahora, allá; por ventura nos enseñará nuestro camino por donde  hayamos de ir.

9:7 Y Saúl respondió a su criado: Vamos pues; ¿mas qué llevaremos al varón? Porque el pan de nuestras alforjas se ha acabado, y no tenemos qué presentar al varón de Dios. ¿Qué tenemos?

9:8 Entonces volvió el criado a responder a Saúl, diciendo: He aquí se halla en mi mano la cuarta parte  de un siclo de plata; esto daré al varón de Dios, para que nos declare nuestro camino.

9:9 (Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos hasta el vidente; porque el que ahora se llama  profeta, antiguamente era llamado vidente).

9:10 Dijo entonces Saúl a su criado: Bien dices; ea pues, vamos. Y fueron a la ciudad donde estaba  el varón de Dios.

9:11 ¶ Y cuando subían por la cuesta de la ciudad, hallaron unas  doncellas que salían por agua, a las cuales dijeron: ¿Está en este lugar el vidente?

9:12 Y ellas , respondiéndoles, dijeron: Sí; helo aquí delante de ti; date pues, prisa, porque hoy ha venido a la ciudad en atención a que el pueblo tiene hoy sacrificio en el alto.

9:13 Y cuando entrareis en la ciudad, le encontraréis luego, antes que suba al alto a comer; pues el pueblo no comerá hasta que él haya venido, por cuanto él haya de bendecir el sacrificio, y después comerán los convidados. Subid,  pues, ahora, porque ahora le hallaréis.

9:14 Ellos entonces  subieron a la ciudad; y cuando estuvieron en medio de la ciudad, he aquí Samuel que salía delante de ellos para subir al alto.

9:15 Y un día antes que Saúl viniese, el SEÑOR había revelado al oído de Samuel, diciendo:

9:16 Mañana a esta misma hora yo  enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel, para que salve a mi pueblo de mano de los filisteos; porque yo  he mirado a mi  pueblo, y su clamor ha llegado hasta mí.

9:17 Y Samuel miró a Saúl, y el SEÑOR le dijo: He aquí éste es  el varón del cual te dije; éste señoreará a mi pueblo.

9:18 ¶ Y llegando Saúl a Samuel en medio de la puerta, le dijo: Te ruego que me enseñes dónde está  la casa del vidente.

9:19 Y Samuel respondió a Saúl, y dijo: Yo soy  el vidente; sube delante de mí al alto, y come hoy conmigo, y por la mañana te despacharé, y te descubriré todo lo que está  en tu corazón.

9:20 Y de las asnas que se te perdieron hoy hace  tres días, pierde cuidado de ellas, porque se han hallado. Mas ¿por quién es todo el deseo de Israel, sino por ti y por toda la casa de tu padre?

9:21 Y Saúl respondió, y dijo: ¿Por ventura no soy yo hijo de Jemini, de las más pequeñas tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la más pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has dicho cosa  semejante?

9:22 Y trabando Samuel de Saúl y de su criado, los metió al cenadero, y les dio lugar a la cabecera de los convidados, que eran como unos treinta varones.

9:23 Y dijo Samuel al cocinero: Trae acá la porción que te di, la cual te dije que guardases aparte.

9:24 Entonces  alzó el cocinero una espaldilla, con lo que estaba  sobre ella, y la puso delante de Saúl. Y Samuel  dijo: He aquí lo que estaba reservado; ponlo delante de ti, y come; porque para este tiempo  se guardó para ti, cuando dije: Yo he convidado al pueblo. Y Saúl comió aquel día con Samuel.

9:25 Y cuando hubieron descendido de lo alto a la ciudad, él habló con Saúl en el terrado.

9:26 Y al otro día  madrugaron, al despuntar del alba, y Samuel llamó a Saúl, que estaba en el terrado; y dijo: Levántate, para que te despache. Se levantó luego  Saúl, y salieron fuera ambos, él y Samuel.

9:27 Y descendiendo ellos al límite de la ciudad, dijo Samuel a Saúl: Di al criado que vaya delante, (y se  adelantó el criado ); mas espera tú un poco para que te declare palabra de Dios.

 I SAMUEL

10:1 ¶ Tomando entonces  Samuel una ampolla de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido el SEÑOR por capitán sobre su heredad?

10:2 Hoy, después que te hayas apartado de mí, hallarás dos varones junto al sepulcro de Raquel, en el término de Benjamín en Selsa, los cuales te dirán: Las asnas que habías ido a buscar, se han hallado; tu padre, pues ,  ha dejado ya el negocio de las asnas, si bien  está angustioso por vosotros, diciendo: ¿Qué haré acerca  de mi hijo?

10:3 Y como de allí te fueres más adelante, y llegares a la campiña de Tabor, te saldrán al encuentro tres varones que suben a Dios en Bet-el, llevando el uno tres cabritos, y el otro tres tortas de pan, y el tercero un cántaro  de vino.

10:4 Los cuales, luego que te hayan saludado, te darán dos panes, los que  tomarás de manos de ellos.

10:5 De allí vendrás al collado de Dios donde está la guarnición de los filisteos; y cuando entrares allá en la ciudad encontrarás una compañía de profetas que descienden del alto, y delante de ellos salterio, y adufe, y flauta,  y arpa, y ellos profetizando.

10:6 Y el Espíritu del SEÑOR te arrebatará, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro varón.

10:7 Y cuando te hubieren sobrevenido estas señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios es  contigo.

10:8 Y bajarás delante de mí a Gilgal; y luego descenderé yo a ti para sacrificar holocaustos, e inmolar víctimas pacíficas.  me esperarás siete días, hasta que yo venga a ti, y te enseñe lo que has de hacer.

10:9 ¶ Y aconteció que cuando él volteó su hombro para partirse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas estas señales acaecieron en aquel día.

10:10 Y cuando llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía  a encontrarse con él, y el Espíritu de Dios lo arrebató, y profetizó entre ellos.

10:11 Y aconteció que, cuando todos los que le conocían de ayer y de anteayer, vieron como profetizaba con los profetas. Y el pueblo decía el uno al otro: ¿Qué ha sucedido al hijo de Cis? ¿Saúl también entre los profetas?

10:12 Y un  varón de allí respondió, y dijo: ¿Y quién es  el padre de ellos? Por esta causa se tornó en proverbio: ¿También Saúl entre los profetas?

10:13 Y cesó de profetizar, y llegó al alto.

10:14 Y un tío de Saúl dijo a él y a su criado: ¿Dónde fuisteis? Y él respondió: A buscar las asnas; y como  vimos que no parecían , fuimos a Samuel.

10:15 Y dijo el tío de Saúl: Yo te ruego me declares qué os dijo Samuel.

10:16 Y Saúl respondió a su tío: Nos declaró expresamente que las asnas habían aparecido. Mas del negocio del reino, de que Samuel le había hablado, no le descubrió nada.

10:17 ¶ Y Samuel convocó el pueblo al SEÑOR en Mizpa;

10:18 y dijo a los hijos de Israel: Así dijo el SEÑOR el Dios de Israel: Yo saqué a Israel de Egipto, y os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los reinos que os afligieron.

10:19 Mas vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios, que os guarda de todas vuestras aflicciones y angustias, diciendo: No, sino pon rey sobre nosotros. Ahora, pues, poneos delante del SEÑOR por vuestras tribus y por vuestros  millares.

10:20 Y haciendo allegar Samuel todas las tribus de Israel, fue tomada la tribu de Benjamín.

10:21 E hizo llegar la tribu de Benjamín por sus linajes, y fue tomada la familia de Matri; y de ella  fue tomado Saúl hijo de Cis. Y cuando le buscaron, no fue hallado.

10:22 Preguntaron, pues , otra vez al SEÑOR, si había aún de venir allí aquel varón. Y respondió el SEÑOR: He aquí que él está  escondido entre el bagaje.

10:23 Entonces corrieron, y lo tomaron de allí, y puesto en medio del pueblo, desde el hombro arriba era más alto que todo el pueblo.

10:24 Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha elegido el SEÑOR, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo clamó diciendo: ¡Viva el rey!

10:25 Samuel recitó luego al pueblo el derecho del reino, y lo escribió en un libro, el cual guardó delante del SEÑOR.

10:26 Y envió Samuel a todo el pueblo cada uno a su casa. Y Saúl también se fue a su casa en Gabaa, y fueron con él algunos del  ejército, el corazón de los cuales Dios había tocado.

10:27 Pero los hijos de Belial dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar éste? Y le tuvieron en poco, y no le trajeron presente; mas él disimuló.

 I SAMUEL

11:1 ¶ Y subió Nahas amonita, y asentó campamento contra Jabes de Galaad. Y todos los de Jabes dijeron a Nahas: Haz alianza con nosotros, y te serviremos.

11:2 Y Nahas amonita les respondió: Con esta condición haré alianza con vosotros, que a cada uno de todos vosotros saque el ojo derecho, y ponga esta afrenta sobre todo Israel.

11:3 Entonces los ancianos de Jabes le dijeron: Danos siete días, para que enviemos mensajeros a todos los términos de Israel; y si nadie hubiere que nos defienda, saldremos a ti.

11:4 Y llegando los mensajeros a Gabaa de Saúl, dijeron estas palabras en oídos del pueblo; y todo el pueblo lloró a alta voz.

11:5 ¶ Y he aquí Saúl que venía del campo, tras los bueyes; y dijo Saúl: ¿Qué tiene el pueblo, que llora? Y le contaron las palabras de los varones de Jabes.

11:6 Y el Espíritu de Dios arrebató a Saúl en oyendo estas palabras, y se encendió en ira en gran manera.

11:7 Y tomando un par de bueyes, los cortó en piezas, y los envió por todos los términos de Israel por mano de mensajeros, diciendo: Cualquiera que no saliere en pos de Saúl y en pos de Samuel, así será hecho a sus bueyes. Y cayó  temor del SEÑOR sobre el pueblo, y salieron como un solo  hombre.

11:8 Y les contó en Bezec; y fueron los hijos de Israel trescientos mil, y treinta mil los varones de Judá.

11:9 Y respondieron a los mensajeros que habían venido: Así diréis a los de Jabes de Galaad: Mañana al calentar el sol, tendréis salud. Y vinieron los mensajeros, y lo declararon a los de Jabes, los cuales se alegraron.

11:10 Y los de Jabes dijeron: Mañana saldremos a vosotros, para que hagáis con nosotros todo lo que bien os pareciere.

11:11 Y el día siguiente Saúl puso el pueblo en orden en tres escuadrones, y entraron en medio del real a la vela de la mañana, e hirieron a los amonitas hasta que el día calentaba; y los que quedaron fueron dispersos, tal  que no quedaron dos de ellos juntos.

11:12 ¶ El pueblo entonces dijo a Samuel: ¿Quiénes son  los que decían: Reinará Saúl sobre nosotros? Dadnos esos  hombres, y los mataremos.

11:13 Y Saúl dijo: No morirá hoy ninguno, porque hoy ha obrado el SEÑOR salud en Israel.

11:14 Mas Samuel dijo al pueblo: Venid, vamos a Gilgal para que renovemos allí el reino.

11:15 Y fue todo el pueblo a Gilgal, e invistieron allí a Saúl por rey delante del SEÑOR en Gilgal. Y sacrificaron allí víctimas pacíficas delante del SEÑOR; y se alegraron mucho allí Saúl y todos los de Israel.

 I SAMUEL

12:1 ¶ Y dijo Samuel a todo Israel: He aquí, yo  he oído vuestra voz en todas las cosas que me habéis dicho, y os he puesto rey.

12:2 Ahora, pues, he aquí vuestro rey va delante de vosotros. Yo soy ya viejo y cano; mas mis hijos están con vosotros, y yo he andado delante de vosotros desde mi juventud hasta este día.

12:3 Aquí estoy; atestiguad contra mí delante del SEÑOR y delante de su ungido, si he tomado el buey de alguno, o si he tomado el asno de alguno, o si he calumniado a alguien, o si he agraviado a alguno, o si de alguien he tomado  cohecho por el cual haya cubierto mis ojos; y os satisfaré.

12:4 Entonces dijeron: Nunca nos has calumniado, ni agraviado, ni has tomado algo de mano de ningún hombre.

12:5 Y él les dijo: El SEÑOR es  testigo contra vosotros, y su ungido también es  testigo en este día, que no habéis hallado en mi mano cosa ninguna. Y ellos  respondieron: Así es.

12:6 ¶ Entonces Samuel dijo al pueblo: el SEÑOR es quien hizo a Moisés y a Aarón, y que sacó a vuestros padres de la tierra de Egipto.

12:7 Ahora, pues, aguardad, y yo  os pondré demanda delante del SEÑOR de todas las justicias del SEÑOR, que ha hecho con vosotros y con vuestros padres.

12:8 Después que Jacob hubo entrado en Egipto y vuestros padres clamaron al SEÑOR, el SEÑOR envió a Moisés y a Aarón, los cuales sacaron a vuestros padres de Egipto, y los hicieron habitar en este lugar.

12:9 Y olvidaron al SEÑOR su Dios, y él los vendió en la mano de Sísara capitán del ejército de Hazor, y en la mano de los filisteos, y en la mano del rey de Moab, los cuales les hicieron guerra.

12:10 Y ellos clamaron al SEÑOR, y dijeron: Pecamos, que hemos dejado al SEÑOR, y hemos servido a los baales y a Astarot; líbranos, pues, ahora de la mano de nuestros enemigos, y te serviremos.

12:11 Entonces el SEÑOR envió a Jerobaal, y a Bedán, y a Jefté, y a Samuel, y os libró de mano de vuestros enemigos alrededor, y habitasteis seguros.

12:12 Y habiendo visto que Nahas rey de lo hijos de Amón venía contra vosotros, me dijisteis: No, sino rey reinará sobre nosotros; siendo vuestro Rey el SEÑOR vuestro Dios.

12:13 Ahora, pues, ved aquí vuestro rey que habéis elegido, el cual pedisteis; ya veis que el SEÑOR ha puesto sobre vosotros rey.

12:14 Si temiereis al SEÑOR y le sirviereis, y oyereis su voz, y no fuereis rebeldes a la palabra del SEÑOR, así vosotros como el rey que reina sobre vosotros, seréis en pos del SEÑOR vuestro Dios.

12:15 Mas si no oyereis la voz del SEÑOR, y si fuereis rebeldes a las palabras del SEÑOR, la mano del SEÑOR será contra vosotros como contra vuestros padres.

12:16 ¶ Esperad aún ahora, y mirad esta gran cosa que el SEÑOR hará delante de vuestros ojos.

12:17 ¿No es  ahora la siega de los trigos? Yo  clamaré al SEÑOR, y él  dará truenos y aguas; para que conozcáis y veáis que es  grande vuestra maldad que habéis hecho en los ojos del SEÑOR, pidiéndoos  rey.

12:18 Y Samuel clamó al SEÑOR; y el SEÑOR dio truenos y aguas en aquel día; y todo el pueblo temió en gran manera al SEÑOR y a Samuel.

12:19 Entonces  dijo todo el pueblo a Samuel: Ruega por tus siervos al SEÑOR tu Dios, que no muramos; porque a todos nuestros pecados hemos añadido este  mal de pedir rey para nosotros.

12:20 Y Samuel respondió al pueblo: No temáis; vosotros habéis cometido todo este mal; mas con todo eso no os apartéis de en pos del SEÑOR, sino servid al SEÑOR con todo vuestro corazón.

12:21 No os apartéis en pos de las vanidades, que no aprovechan ni libran, porque son vanidades.

12:22 Pues el SEÑOR no desamparará a su pueblo, por su grande nombre; porque el SEÑOR ha querido haceros pueblo suyo.

12:23 Así que , lejos sea de mí que peque yo contra el SEÑOR cesando de rogar por vosotros; antes yo os enseñaré por el camino bueno y derecho.

12:24 Solamente temed al SEÑOR, y servidle de verdad con todo vuestro corazón, porque considerad cuán grandes cosas ha hecho con vosotros.

12:25 Mas si perseverareis en hacer mal, vosotros y vuestro rey pereceréis.

 I SAMUEL

13:1 ¶ Como un hijo de un  año era Saúl cuando comenzó  a reinar; y dos años reinó sobre Israel,

13:2 cuando se escogió tres mil de Israel; los dos mil estuvieron con Saúl en Micmas y en el monte de Bet-el, y los mil estuvieron con Jonatán en Gabaa de Benjamín; y envió a todo el otro pueblo cada uno a sus tiendas.

13:3 Y Jonatán hirió la guarnición de los filisteos que había  en el collado, y lo  oyeron los filisteos. E hizo Saúl tocar trompeta por toda la tierra, diciendo: Oigan los hebreos.

13:4 Y todo Israel oyó lo que se decía: Saúl ha herido la guarnición de los filisteos; y también que Israel olía mal a los filisteos. Y se juntó el pueblo en pos de Saúl en Gilgal.

13:5 Entonces los filisteos se juntaron para pelear con Israel, treinta mil carros, y seis mil caballos, y pueblo como la arena que está  a la orilla del mar en multitud; y subieron, y asentaron campamento en Micmas, al  oriente de Bet-avén.

13:6 Mas los hombres de Israel, viéndose puestos en estrecho, (porque el pueblo estaba en aprieto), se escondió el pueblo en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas.

13:7 Y algunos de  los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; y Saúl se estaba aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando.

13:8 ¶ Y él  esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho ; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba.

13:9 Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y sacrificios pacíficos. Y ofreció el holocausto.

13:10 Y cuando él acababa de hacer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl le salió a recibir para saludarle.

13:11 Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me iba, y que tú no venías al plazo de los días, y que los filisteos estaban juntos en Micmas,

13:12 me  dije: Los filisteos descenderán ahora contra mí a Gilgal, y yo  no he rogado la faz del SEÑOR. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto.

13:13 Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento del SEÑOR tu Dios, que él te había mandado; porque ahora el SEÑOR hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.

13:14 Mas ahora tu reino no estará: El SEÑOR se ha buscado varón según su corazón, al cual el SEÑOR ha mandado que sea capitán sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que el SEÑOR te mandó.

13:15 ¶ Y levantándose Samuel, subió de Gilgal a Gabaa de Benjamín. Y Saúl contó el pueblo que se hallaba con él, como seiscientos hombres.

13:16 Saúl, pues, y Jonatán su hijo, y el pueblo que con ellos se hallaba, se quedaron en Gabaa de Benjamín; mas los filisteos habían puesto su campamento en Micmas.

13:17 Y salieron del campamento de los filisteos tres escuadrones a destruir la tierra. Un escuadrón marchaba por el camino de Ofra hacia la tierra de Sual.

13:18 Otro escuadrón marchaba hacia Bet-horón, y el tercer escuadrón marchaba hacia la región que mira al valle de Zeboim hacia el desierto.

13:19 Y en toda la tierra de Israel no se hallaba herrero; porque los filisteos habían dicho: Para que por ventura los hebreos no hagan espada o lanza.

13:20 Y así  todos los de Israel descendían a los filisteos cada cual a amolar su reja, su azadón, su hacha, o su sacho,

13:21 y cuando  se hacían bocas en las rejas, o en los azadones, o en las horquillas, o en las hachas; hasta para  una ahijada que se hubiera de componer.

13:22 Así aconteció que el día de la batalla no se halló espada ni lanza en la mano de ninguno del pueblo que estaba  con Saúl y con Jonatán, excepto Saúl y Jonatán su hijo, que las tenían.

13:23 Y la guarnición de los filisteos salió al paso de Micmas.

 I SAMUEL

14:1 ¶ Y un día aconteció, que Jonatán hijo de Saúl dijo a su criado que le traía las armas: Ven, y pasemos a la guarnición de los filisteos, que está  a aquel lado. Y no lo  hizo saber a su padre.

14:2 Y Saúl estaba en el término de Gabaa, debajo de un granado que hay  en Migrón, y el pueblo que estaba  con él era  como seiscientos hombres.

14:3 Y Ahías hijo de Ahitob, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de Elí, sacerdote del SEÑOR en Silo, llevaba el efod; y no sabía el pueblo que Jonatán se hubiese ido.

14:4 Y entre los pasos por donde Jonatán procuraba pasar a la guarnición de los filisteos, había  un peñasco agudo de un lado, y otro del otro lado; el uno se llamaba Boses y el otro Sene.

14:5 Un peñasco estaba  situado al norte hacia Micmas, y el otro al mediodía hacia Gabaa.

14:6 Dijo, pues, Jonatán a su criado que le traía las armas: Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; por ventura hará el SEÑOR por nosotros; que no es difícil al SEÑOR salvar con multitud o con poco número.

14:7 Y su paje de armas le respondió: Haz todo lo que tienes en tu corazón; ve, que aquí estoy contigo a tu voluntad.

14:8 Y Jonatán dijo: He aquí, nosotros pasaremos a estos  hombres, y nos mostraremos a ellos.

14:9 Si nos dijeren así: Esperad hasta que lleguemos a vosotros; entonces nos estaremos en nuestro lugar, y no subiremos a ellos.

14:10 Mas si nos dijeren así: Subid a nosotros; entonces subiremos, porque el SEÑOR los ha entregado en nuestras manos; y esto nos será  por señal.

14:11 Se mostraron, pues, ambos a la guarnición de los filisteos, y los filisteos dijeron: He aquí los hebreos, que salen de las cavernas en que se habían escondido.

14:12 Y los varones de la guarnición respondieron a Jonatán y a su paje de armas, y dijeron: Subid a nosotros, y os haremos saber una cosa. Entonces Jonatán dijo a su paje de armas: Sube tras mí, que el SEÑOR los ha entregado en  la mano de Israel.

14:13 Y subió Jonatán trepando con sus  manos y sus  pies, y tras él su paje de armas; y a  los que caían delante de Jonatán, su paje de armas que iba  tras él, los mataba.

14:14 Esta fue la primera matanza, en la cual Jonatán con su paje de armas, mató como unos veinte varones, como en  la mitad de una yugada que un par de bueyes suelen arar  en un campo.

14:15 Y hubo miedo en el real y por la tierra, y por todo el pueblo de la guarnición; y los que habían ido a destruir la tierra, también ellos temblaron, y la tierra fue alborotada, y hubo miedo de Dios.

14:16 ¶ Y los centinelas de Saúl vieron desde Gabaa de Benjamín cómo la multitud estaba turbada, e iba de un lado a otro , y era deshecha.

14:17 Entonces Saúl dijo al pueblo que tenía consigo: Reconoced luego, y mirad quién haya ido de los nuestros. Y cuando reconocieron, hallaron que faltaban Jonatán y su paje de armas.

14:18 Y Saúl dijo a Ahías: Trae el arca de Dios. Porque el arca de Dios estaba entonces con los hijos de Israel.

14:19 Y aconteció que estando aún hablando Saúl con el sacerdote, el alboroto que había  en el campamento de los filisteos se aumentaba, e iba creciendo en gran manera. Entonces dijo Saúl al sacerdote: Detén tu mano.

14:20 Y juntando Saúl todo el pueblo que con él estaba, vinieron hasta el lugar  de la batalla; y he aquí que el cuchillo de cada uno era vuelto contra su compañero, y la mortandad era  grande.

14:21 Y los hebreos que habían estado con los filisteos de ayer y anteayer, y habían venido con ellos de los alrededores al campamento, también éstos se volvieron  del lado de los israelitas que estaban  con Saúl y  con Jonatán.

14:22 Asimismo todos los israelitas que se habían escondido en el monte de Efraín, oyendo que los filisteos huían, ellos también los persiguieron en aquella batalla.

14:23 Así  salvó el SEÑOR a Israel aquel día. Y llegó el alcance hasta Bet-avén.

14:24 ¶ Pero los varones de Israel fueron puestos en apuro aquel día; porque Saúl había conjurado al pueblo, diciendo: Cualquiera que comiere pan hasta la tarde, hasta que haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito. Y todo  el pueblo no había gustado pan.

14:25 Y aquel ejército de  toda la tierra llegó a un bosque, donde había miel en la superficie del campo.

14:26 Entró, pues , el pueblo en el bosque, y he aquí que la miel corría; mas ninguno hubo que llegase la mano a su boca; porque el pueblo temía el juramento.

14:27 Pero Jonatán no había oído cuando su padre conjuró al pueblo, y extendió la punta de una vara que traía  en su mano, y la mojó en un panal de miel, y llegó su mano a su boca; y sus ojos fueron aclarados.

14:28 Entonces habló uno del pueblo, diciendo: Tu padre ha conjurado expresamente al pueblo, diciendo: Maldito sea  el varón que comiere hoy alimento. Y el pueblo desfallecía de hambre .

14:29 Y respondió Jonatán: Mi padre ha turbado la tierra. Ved ahora cómo han sido aclarados mis ojos, por haber gustado un poco de esta miel.

14:30 ¿Cuánto más si el pueblo hubiera hoy comido del despojo de sus enemigos que halló? ¿No se habría hecho ahora mayor estrago en los filisteos?

14:31 E hirieron aquel día a los filisteos desde Micmas hasta Ajalón; mas el pueblo se cansó mucho.

14:32 Se lanzó, por tanto, el pueblo al despojo, y tomaron ovejas y vacas y becerros, y los mataron en tierra, y el pueblo comió con msangre.

14:33 Y dieron aviso de ello a Saúl, diciendo: El pueblo peca contra el SEÑOR comiendo con sangre. Y él dijo: Vosotros  habéis prevaricado; rodadme ahora acá una gran piedra.

14:34 Y Saúl volvió a decir: Esparcíos por el pueblo, y decidles que me traigan cada uno su vaca, y cada cual su oveja, y degolladlos aquí, y comed; y no pecaréis contra el SEÑOR comiendo con sangre. Y trajo todo el pueblo cada  cual por su mano su vaca aquella noche, y las  degollaron allí.

14:35 Y edificó Saúl altar al SEÑOR, este altar fue el primero que edificó al SEÑOR.

14:36 ¶ Y dijo Saúl: Descendamos de noche contra los filisteos, y los saquearemos hasta la mañana, y no dejaremos de ellos ninguno. Y ellos  dijeron: Haz lo que bien te pareciere. Dijo luego  el sacerdote: Acerquémonos  aquí a Dios.

14:37 Y Saúl consultó a Dios: ¿Descenderé tras los filisteos? ¿Los entregarás en mano de Israel? Mas el SEÑOR no le dio respuesta aquel día.

14:38 Entonces dijo Saúl: Llegaos acá todos los principales del pueblo; y  sabed y mirad por quién ha sido hoy este pecado;

14:39 porque vive el SEÑOR, que salva a Israel, que si fuere en mi hijo Jonatán, el morirá de cierto. Y no hubo en todo el pueblo quien le respondiese.

14:40 Dijo luego  a todo Israel: Vosotros estaréis a un lado, y yo y Jonatán mi hijo estaremos al otro lado. Y el pueblo respondió a Saúl: Haz lo que bien te pareciere.

14:41 Entonces dijo Saúl al SEÑOR Dios de Israel: Da perfección. Y fueron tomados Jonatán y Saúl, y el pueblo salió libre .

14:42 Y Saúl dijo: Echad suerte  entre mí y Jonatán mi hijo. Y fue tomado Jonatán.

14:43 Entonces Saúl dijo a Jonatán: Declárame qué has hecho. Y Jonatán se lo declaró, y dijo: Cierto que gusté con la punta de la vara que traía  en mi mano, un poco de miel; ¿he de morir por eso?

14:44 Y Saúl respondió: Así me haga Dios y así me añada, que sin duda morirás, Jonatán.

14:45 Entonces el pueblo dijo a Saúl: ¿Ha pues de morir Jonatán, el que ha hecho esta salud grande en Israel? No será así. Vive el SEÑOR, que no ha de caer un cabello de su cabeza en tierra, pues que ha obrado hoy con Dios. Así  libró el pueblo a Jonatán, para que no muriese.

14:46 Y Saúl dejó de seguir a los filisteos; y los filisteos se fueron a su lugar.

14:47 ¶ Y tomando Saúl el reino sobre Israel, hizo guerra a todos sus enemigos alrededor: contra Moab, contra los hijos de Amón, contra Edom, contra los reyes de Soba, y contra los filisteos; y adondequiera que se volvía, era  vencedor.

14:48 Y reunió un ejército, e hirió a Amalec, y libró a Israel de mano de los que le saqueaban.

14:49 Y los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isúi, y Malquisúa. Y los nombres de sus dos hijas eran, el nombre de la mayor, Merab, y el de la menor, Mical.

14:50 Y el nombre de la mujer de Saúl era  Ahinoam, hija de Ahimaas. Y el nombre del general de su ejército era  Abner, hijo de Ner tío de Saúl.

14:51 Porque Cis padre de Saúl, y Ner padre de Abner, fueron  hijos de Abiel.

14:52 Y la guerra fue fuerte contra los filisteos todo el tiempo de Saúl; y a cualquiera que Saúl veía que era  hombre valiente e hijo de virtud, le juntaba consigo.

 I SAMUEL

15:1 ¶ Y Samuel dijo a Saúl: el SEÑOR me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; oye, pues, la voz de las palabras del SEÑOR.

15:2 Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Me acuerdo de lo que hizo Amalec a Israel; que se le opuso en el camino, cuando subía de Egipto.

15:3 Ve pues, y hiere a Amalec, y destruiréis en él todo lo que tuviere; y no tengas piedad de él; mata hombres y mujeres, niños y mamantes, vacas y ovejas, camellos y asnos.

15:4 Y Saúl juntó al pueblo, y los reconoció en Telaim, doscientos mil hombres de a pie, y diez mil varones de Judá.

15:5 Y viniendo Saúl a la ciudad de Amalec, puso emboscada en el valle.

15:6 Y dijo Saúl al ceneo: Idos, apartaos, y salid de entre los de Amalec, para que por ventura no te destruya juntamente con él; porque tú hiciste misericordia con todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y el ceneo  se apartó de entre los de Amalec.

15:7 Y Saúl hirió a Amalec, desde Havila hasta llegar a Shur, que está  a la frontera de Egipto.

15:8 Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, mas a todo el pueblo mató a filo de espada.

15:9 Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas, y al ganado mayor, a los gruesos y a los carneros, y finalmente  a todo lo bueno, que no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y flaco destruyeron.

15:10 ¶ Y vino palabra del SEÑOR a Samuel, diciendo:

15:11 Me pesa de haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y pesó a Samuel, y clamó al SEÑOR toda aquella noche.

15:12 Y Samuel madrugó para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido al Carmel, y he aquí él se ha levantado un monumento, y después volviendo, ha pasado y descendido a Gilgal.

15:13 Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas  tú del SEÑOR; yo  he cumplido la palabra del SEÑOR.

15:14 Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de bueyes es éste que yo oigo con mis oídos?

15:15 Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó a lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas al SEÑOR tu Dios; pero lo demás lo destruimos.

15:16 Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que el SEÑOR me ha dicho esta  noche. Y él le respondió: Di.

15:17 Y dijo Samuel: Siendo tú pequeño en tus propios ojos ¿no has sido hecho cabeza a las tribus de Israel, y el SEÑOR te ha ungido por rey sobre Israel?

15:18 Y te envió el SEÑOR en jornada, y dijo: Ve, y destruye a  los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes.

15:19 ¿Por qué, pues, no has oído la voz del SEÑOR? Antes vuelto al despojo, has hecho lo malo en los ojos del SEÑOR.

15:20 Y Saúl respondió a Samuel: Antes he oído la voz del SEÑOR, y fui a la jornada que el SEÑOR me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas.

15:21 Mas el pueblo tomó del despojo ovejas y vacas, las primicias del anatema, para sacrificarlas al SEÑOR tu Dios en Gilgal.

15:22 Y Samuel dijo: ¿Tiene el SEÑOR tanto  contentamiento con los holocaustos y víctimas, como en oír la palabra del SEÑOR? Ciertamente el oír es  mejor que los sacrificios; y  el escuchar que el sebo de los  carneros.

15:23 Porque la rebelión es  pecado de hechicería, e ídolo e idolatría el quebrantar la palabra de Dios . Y por cuanto tú desechaste la palabra del SEÑOR, él también  te ha desechado para que no seas rey.

15:24 ¶ Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo  he pecado; que he quebrantado el dicho del SEÑOR y tus palabras, porque temí al pueblo, consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado,

15:25 Y vuelve conmigo para que adore al SEÑOR.

15:26 Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la palabra del SEÑOR, y el SEÑOR te ha desechado para  que no seas rey sobre Israel.

15:27 Y volviéndose Samuel para irse, él echó mano del canto de su capa, y se desgarró.

15:28 Entonces Samuel le dijo: el SEÑOR ha desgarrado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a tu prójimo mejor que tú.

15:29 Y también el Vencedor de Israel no mentirá, ni se arrepentirá acerca de esto ; porque no es hombre para que deba arrepentirse.

15:30 Y él dijo: Yo  he pecado; mas te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo, y delante de Israel; y vuelve conmigo para que adore al SEÑOR tu Dios.

15:31 Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró Saúl al SEÑOR.

15:32 ¶ Después  dijo Samuel: Traedme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él delicadamente. Y dijo Agag: Ciertamente se acerca la amargura de la muerte.

15:33 Y Samuel dijo: Como tu cuchillo dejó las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante del SEÑOR en Gilgal.

15:34 Se fue luego  Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl.

15:35 Y nunca después vino  Samuel a ver a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl porque el SEÑOR se había arrepentido de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.

 I SAMUEL

16:1 ¶ Y dijo el SEÑOR a Samuel: ¿Hasta cuándo has tú de llorar a Saúl, habiéndolo yo desechado para  que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén; porque de sus hijos me he provisto  de rey.

16:2 Y dijo Samuel: ¿Cómo iré? Si Saúl lo entendiere, me matará. El SEÑOR respondió: Toma contigo una becerra, y di: A sacrificar al SEÑOR he venido.

16:3 Y llama a Isaí al sacrificio, y yo te enseñaré lo que has de hacer; y me ungirás al que yo  te dijere.

16:4 Y Samuel hizo como le dijo el SEÑOR; y cuando él llegó a Belén, los ancianos de la ciudad le salieron a recibir con miedo, y dijeron: ¿Es pacífica tu venida?

16:5 Y él respondió: Sí, vengo a sacrificar al SEÑOR; santificaos, y venid conmigo al sacrificio. Y santificando él a Isaí y a sus hijos, los llamó al sacrificio.

16:6 ¶ Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: ¿Por ventura está  delante del SEÑOR su ungido?

16:7 Y el SEÑOR respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a la altura de su estatura, porque yo lo  desecho; porque no es  lo que el hombre ve. Porque el hombre ve lo que está  delante de sus ojos, mas el  SEÑOR ve el corazón.

16:8 Entonces  llamó Isaí a Abinadab, y le hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo: Ni a éste ha elegido el SEÑOR.

16:9 Hizo luego  pasar Isaí a Sama. Y él dijo: Tampoco a éste ha elegido el SEÑOR.

16:10 E hizo pasar Isaí sus siete hijos delante de Samuel; mas Samuel dijo a Isaí: el SEÑOR no ha elegido a éstos.

16:11 Entonces  dijo Samuel a Isaí: ¿Se han acabado los jóvenes? Y él respondió: Aún queda el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.

16:12 Envió, pues, por él, y lo introdujo; el cual era  rojo, (de buen color) , de hermoso parecer y de bello aspecto. Entonces el SEÑOR dijo: Levántate y úngelo, que éste es.

16:13 Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió de entre sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu del SEÑOR tomó a David. Y levantándose Samuel, se volvió a Ramá.

16:14 ¶ Y el Espíritu del SEÑOR se apartó de Saúl, y le atormentaba el espíritu malo de parte  del SEÑOR.

16:15 Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora, que el espíritu malo de parte  de Dios te atormenta.

16:16 Diga, pues, nuestro señor a tus siervos que están  delante de ti, que  busquen alguno que sepa tocar el arpa; para que cuando fuere sobre ti el espíritu malo de parte  de Dios, él taña con su mano, y  tengas alivio.

16:17 Y Saúl respondió a sus criados: Buscadme, pues, ahora alguno que taña bien, y traédmelo.

16:18 Entonces uno de los criados respondió, diciendo: He aquí yo  he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es  valiente y vigoroso, y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y el SEÑOR  es  con él.

16:19 Y Saúl envió mensajeros a Isaí, diciendo: Envíame a David tu hijo, el que está  con las ovejas.

16:20 Y tomó Isaí un asno cargado  de pan, y un cántaro de vino y un cabrito, y lo envió a Saúl por mano de David su hijo.

16:21 Y viniendo David a Saúl, estuvo delante de él; y él lo amó mucho, y fue hecho su paje de armas.

16:22 Y Saúl envió a decir a Isaí: Yo te ruego que esté David conmigo; porque ha hallado gracia en mis ojos.

16:23 Y cuando el espíritu malo de parte  de Dios era sobre Saúl, David tomaba el arpa, y tañía con su mano; y Saúl tenía refrigerio, y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él.

 I SAMUEL

17:1 ¶ Y los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que es  de Judá, y asentaron el campamento entre Soco y Azeca, en Efes-damim.

17:2 Y también Saúl y los varones de Israel se juntaron, y asentaron el campamento en el valle del Alcornoque (de Ela ), y ordenaron la batalla contra los filisteos.

17:3 Y los filisteos estaban sobre un monte a un lado, e Israel estaba sobre otro monte al otro lado, y el valle entre ellos.

17:4 Salió entonces  un varón del campamento de los filisteos que se puso  entre los dos campamentos , el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo.

17:5 Y traía un almete de acero en su cabeza, e iba  vestido con corazas de planchas; y era el peso de las corazas cinco mil siclos de bronce.

17:6 Y sobre sus piernas traía grebas de hierro, y un escudo de acero a sus hombros.

17:7 El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él.

17:8 Y se paró, y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué salís a dar batalla? ¿No soy  yo el filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un varón que venga contra mí.

17:9 Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis.

17:10 Y añadió el filisteo: Hoy yo he deshonrado el campamento de Israel; dadme un varón que pelee conmigo.

17:11 Y oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se conturbaron, y tuvieron gran miedo.

17:12 ¶ Y David era  hijo de un varón efrateo de Belén de Judá, cuyo nombre era Isaí, el cual tenía ocho hijos; y era este hombre en el tiempo de Saúl, viejo, y de gran edad entre los hombres.

17:13 Y los tres hijos mayores de Isaí habían ido a seguir a Saúl en la guerra. Y los nombres de sus tres hijos que habían ido a la guerra, eran: Eliab el primogénito, el segundo Abinadab, y el tercero Sama.

17:14 Y David era el menor. Y habiendo ido los tres mayores tras Saúl,

17:15 David había ido y vuelto de estar  con Saúl, para apacentar las ovejas de su padre en Belén.

17:16 Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y se presentó por cuarenta días.

17:17 Y dijo Isaí a David su hijo: Toma ahora para tus hermanos un efa de esta cebada tostada, y estos diez panes, y llévalo presto al campamento a tus hermanos.

17:18 Llevarás asimismo  estos diez quesos de leche al capitán de los mil, y cuida de ver si tus hermanos están buenos, y toma prendas de ellos.

17:19 Y Saúl y ellos y todos los de Israel, estaban en el valle del Alcornoque, peleando contra los filisteos.

17:20 Se levantó, pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un  guarda, se fue con su carga, como Isaí le había mandado; y llegó al atrincheramiento del ejército, el cual había salido en ordenanza, y ya  tocaban al arma en batalla.

17:21 Porque así los israelitas como los filisteos estaban en ordenanza, escuadrón contra escuadrón.

17:22 Y David dejó de sobre sí la carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al escuadrón; y cuando llegó, preguntaba por sus hermanos, si estaban buenos.

17:23 Y estando él hablando con ellos, he aquí aquel varón que se ponía en medio de los dos campamentos , que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, que subía de los escuadrones de los filisteos, hablando las mismas palabras;  las cuales oyó David.

17:24 Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre, huían delante de él, y tenían gran temor.

17:25 Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto a aquel varón que sube? El sube para deshonrar a Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y hará franca la casa de su  padre en Israel.

17:26 Entonces habló David a los que junto a él estaban, diciendo: ¿Qué harán a aquel varón que venciere a este filisteo, y quitare la deshonra de Israel? Porque ¿quién es  este filisteo incircunciso, para que deshonre a  los escuadrones del Dios viviente?

17:27 Y el pueblo le respondió las mismas palabras, diciendo: Así se hará al tal varón que lo venciere.

17:28 Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos varones, Eliab se encendió en ira contra David, y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿Y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia  y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.

17:29 Y David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? Estas, ¿no son palabras?

17:30 Y apartándose de él hacia otros, habló lo mismo; y le respondieron los del pueblo como primero.

17:31 ¶ Y fueron oídas las palabras que David había dicho, las cuales fueron repetidas delante de Saúl, y él lo hizo venir.

17:32 Y dijo David a Saúl: No desmaye ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará con este filisteo.

17:33 Y dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres  niño, y él es un  hombre de guerra desde su juventud.

17:34 Y David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor en las ovejas de su padre, y venía un león, o un oso, y tomaba algún  cordero de la manada,

17:35 y salía yo  tras él, y lo hería, y le libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo  le echaba mano de la quijada, y lo hería y mataba.

17:36 Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; pues este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha deshonrado al ejército del Dios viviente.

17:37 Y añadió David: el SEÑOR que me ha librado de las  garras del león y de las  garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y el SEÑOR sea contigo.

17:38 Y Saúl vistió a David de sus ropas, y puso sobre su cabeza un almete de acero, y le armó de coraza.

17:39 Y ciñó David la espada de Saúl  sobre los vestidos de Saúl , y probó a andar, porque nunca lo  había experimentado. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo experimenté. Y echando  de sí David aquellas cosas,

17:40 ¶ tomó su cayado en su mano, y se tomó cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y con su honda en su mano se fue hacia el filisteo.

17:41 Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él.

17:42 Y cuando el filisteo miró y vio a David le tuvo en poco; porque era joven, y rojo (de buen color ), y de hermoso parecer.

17:43 Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses.

17:44 Dijo luego  el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo, y a las bestias de la tierra.

17:45 Entonces  dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con cuchillo y lanza y escudo; mas yo vengo a ti en el nombre del SEÑOR de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, que tú has deshonrado.

17:46 El SEÑOR te entregará hoy en mi mano, y yo  te venceré, y quitaré tu cabeza de ti; y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y sabrá toda la tierra que hay Dios en  Israel.

17:47 Y sabrá toda esta congregación que el SEÑOR no salva con espada y lanza; porque del SEÑOR es  la guerra, y él os entregará en nuestras manos.

17:48 ¶ Y aconteció que, cuando el filisteo se levantó para ir y llegarse contra David, David se dio prisa, y corrió al combate contra el filisteo.

17:49 Y metiendo David su mano en el saco, tomó de allí una piedra, y se la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó hincada en su frente, y cayó en tierra sobre su rostro.

17:50 Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David cuchillo en su mano.

17:51 Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo, y tomando el cuchillo de él, sacándola de su vaina, lo mató, y le cortó con él la cabeza. Y cuando los filisteos vieron su gigante muerto, huyeron.

17:52 Y levantándose los de Israel y de Judá, dieron grita, y siguieron a los filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron heridos de los filisteos por el camino de Saaraim, hasta Gat y Ecrón.

17:53 Y volviendo los hijos de Israel de seguir a  los filisteos, despojaron su campamento.

17:54 Y David tomó la cabeza del filisteo, y la trajo a Jerusalén, mas puso sus armas en su tienda.

17:55 Mas cuando Saúl vio a David que salía a encontrarse con el filisteo, dijo a Abner general del ejército: Abner, ¿de quién es hijo aquel joven? Y Abner respondió:

17:56 Vive tu alma, oh rey, que no lo sé. Y el rey dijo: Pregunta pues de quién es hijo aquel joven.

17:57 Y cuando David volvía de matar al filisteo, Abner lo tomó, y lo llevó delante de Saúl, teniendo la cabeza del filisteo en su mano.

17:58 Y le dijo Saúl: Joven, ¿de quién eres hijo? Y David respondió: Yo soy hijo de tu siervo Isaí de Belén.

 I SAMUEL

18:1 ¶ Y así que él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán fue ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a su propia  alma.

18:2 Y Saúl le tomó aquel día, y no le dejó volver a casa de su padre.

18:3 E hicieron alianza Jonatán y David, porque él le amaba como a su propia  alma.

18:4 Y Jonatán se desnudó la ropa que tenía sobre sí, y la dio a David, y otras  ropas suyas, hasta su espada, y su arco, y su talabarte.

18:5 Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente. Y Saúl lo hizo capitán de gente de guerra, y era acepto en los ojos de todo el pueblo, y en los ojos de los criados de Saúl.

18:6 ¶ Y aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando, y con danzas, con adufes, y con alegrías y panderos, a recibir al rey Saúl.

18:7 Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió sus miles, y David sus diez miles.

18:8 Y se enojó Saúl en gran manera, y desagradó esta palabra en sus ojos, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta  más que el reino.

18:9 Y desde aquel día Saúl miró de través a David.

18:10 Otro día aconteció que el espíritu malo de parte  de Dios tomó a Saúl, y profetizaba dentro de su casa; y David tañía con su mano como los otros días, y estaba una lanza a mano de Saúl.

18:11 Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David en la pared. Y dos veces se apartó de él David.

18:12 ¶ Mas Saúl se temía de David por cuanto el SEÑOR era con él, y se había apartado de Saúl.

18:13 Lo apartó, pues, Saúl de sí, y le hizo capitán de mil; y salía y entraba delante del pueblo.

18:14 Y David se conducía prudentemente en todo lo que hacía, y el SEÑOR era con él.

18:15 Y viendo Saúl que se portaba tan prudentemente, tenía temor de él.

18:16 Mas todo Israel y Judá amaba a David, porque él salía y entraba delante de ellos.

18:17 Y dijo Saúl a David: He aquí yo te daré a Merab mi hija mayor por mujer; solamente que me seas hombre valiente, y hagas las guerras del SEÑOR. Mas Saúl decía en sí : No será mi mano contra él, mas la mano de los  filisteos será contra él.

18:18 Y David respondió a Saúl: ¿Quién soy  yo, o qué es mi vida, o la familia de mi padre en Israel, para ser yerno del rey?

18:19 Y venido el tiempo en que Merab, hija de Saúl, se había de dar a David, fue dada por mujer a Adriel meholatita.

18:20 Mas Mical la otra  hija de Saúl amaba a David; y fue dicho a Saúl, lo cual agradó en sus ojos.

18:21 Y Saúl dijo en sí : Yo se la daré, para que le sea por lazo, y para que la mano de los filisteos sea contra él. Dijo, pues, Saúl a David: Con la otra serás mi yerno hoy.

18:22 Y mandó Saúl a sus criados: Hablad en secreto a David, diciéndole: He aquí, el rey te ama, y todos sus criados te quieren bien; sé, pues, yerno del rey.

18:23 Y los criados de Saúl hablaron estas palabras a los oídos de David. Y David dijo: ¿Os parece a vosotros que es poco ser yerno del rey, siendo yo un hombre pobre y de ninguna estima?

18:24 Y los criados de Saúl le dieron la respuesta diciendo: Tales palabras ha dicho David.

18:25 Y Saúl dijo: Decid así a David: No está el contentamiento del rey en la dote, sino en cien prepucios de filisteos, para que sea tomada venganza de los enemigos del rey. Mas Saúl pensaba echar a David en manos de los filisteos.

18:26 Y cuando sus criados declararon a David estas palabras, agradó la cosa en los ojos de David, para ser yerno del rey. Y como el plazo no era aún cumplido,

18:27 se levantó David, y partió con sus varones, e hirió doscientos hombres de los filisteos; y trajo David los prepucios de ellos, y los entregaron todos al rey, para que él fuese hecho yerno del rey. Y Saúl le dio a su hija  Mical por mujer.

18:28 Pero  Saúl, viendo y considerando que el SEÑOR era con David, y que su hija Mical lo amaba,

18:29 tuvo más temor de David; y fue Saúl enemigo de David todos los días.

18:30 Y salían los príncipes de los filisteos; y cuando ellos salían, se portaba David más prudentemente que todos los siervos de Saúl; y era su nombre muy ilustre.

 I SAMUEL

19:1 ¶ Y habló Saúl a Jonatán su hijo, y a todos sus criados, para que matasen a David; mas Jonatán hijo de Saúl amaba a David en gran manera.

19:2 Y dio aviso a David, diciendo: Saúl mi padre procura matarte; por tanto, mira ahora por ti hasta la mañana, y estate en un lugar  secreto, y escóndete.

19:3 Y yo saldré y estaré junto a mi padre en el campo donde estuvieres; y hablaré de ti a mi padre, y te haré saber lo que viere.

19:4 Y Jonatán habló bien de David a Saúl su padre, y le dijo: No peque el rey contra su siervo David, pues que ninguna cosa ha cometido contra ti; antes sus obras te han sido  muy buenas;

19:5 porque él puso su alma en su palma, e hirió al filisteo, y el SEÑOR hizo una  gran salud a todo Israel. Tú lo viste, y te alegraste; ¿por qué, pues, pecarás contra la sangre inocente, matando a David sin causa?

19:6 Y oyendo Saúl la voz de Jonatán, juró: Vive el SEÑOR, que no morirá.

19:7 Llamando entonces  Jonatán a David, le declaró todas estas palabras; y él mismo trajo a David a Saúl, y estuvo delante de él como había sido el caso  tres días antes.

19:8 ¶ Y volvió a hacerse guerra; y salió David y peleó contra los filisteos, y los hirió con gran estrago, y huyeron delante de él.

19:9 Y el espíritu malo de parte  del SEÑOR fue sobre Saúl; y estando sentado en su casa tenía una lanza a mano, mientras  David estaba tañendo con su mano.

19:10 Y Saúl procuró enclavar a David con la lanza en la pared; mas él se apartó de delante de Saúl, el cual hirió con la lanza en la pared; y David huyó, y se escapó aquella noche.

19:11 ¶ Saúl envió luego  mensajeros a casa de David para que lo guardasen, y lo matasen a la mañana. Mas Mical su mujer lo descubrió a David, diciendo: Si no salvares tu vida esta noche, mañana serás muerto.

19:12 Y Mical descolgó a David por una ventana; y él se fue, y huyó, y se escapó.

19:13 Tomó luego  Mical una estatua, y la puso sobre la cama, y le acomodó por cabecera una almohada de pelos de cabra, y la cubrió con una ropa.

19:14 Y cuando Saúl envió mensajeros que tomasen a David, ella respondió: Está enfermo.

19:15 Y volvió Saúl a enviar mensajeros para que viesen a David, diciendo: Traédmelo en la cama para que lo mate.

19:16 Y cuando los mensajeros entraron, he aquí la estatua estaba  en la cama, y una almohada de pelos de cabra por cabecera.

19:17 Entonces Saúl dijo a Mical: ¿Por qué me has así engañado, y has dejado escapar a mi enemigo? Y Mical respondió a Saúl: Porque él me dijo: Déjame ir; si no, yo te mataré.

19:18 ¶ Huyó, pues, David, y se escapó, y vino a Samuel en Ramá, y le dijo todo lo que Saúl había hecho con él. Y se fueron él y Samuel, y moraron en Naiot.

19:19 Y fue dado aviso a Saúl, diciendo: He aquí que David está  en Naiot en Ramá.

19:20 Y envió Saúl mensajeros que trajesen a David, los cuales vieron una compañía de profetas que profetizaban, y a Samuel que estaba allí , y los presidía. Y vino el Espíritu de Dios sobre los mensajeros de Saúl, y ellos  también profetizaron.

19:21 Y fue hecho saber a Saúl, y él envió otros mensajeros, los cuales también profetizaron. Y Saúl volvió a enviar por tercera vez mensajeros, y ellos también profetizaron.

19:22 Entonces él mismo vino a Ramá; y llegando al pozo grande que está  en Secú, preguntó diciendo: ¿Dónde están  Samuel y David? Y le fue respondido: He aquí están  en Naiot en Ramá.

19:23 Y fue allá a Naiot en Ramá; y también vino sobre él el Espíritu de Dios, e iba profetizando, hasta que llegó a Naiot en Ramá.

19:24 Y él también se desnudó sus vestidos, y profetizó también delante de Samuel, y cayó desnudo todo aquel día y toda aquella noche. De aquí se dijo: ¿También Saúl entre los profetas?

 I SAMUEL

20:1 ¶ Y David huyó de Naiot que es  en Ramá, y vino delante de Jonatán, y dijo: ¿Qué he hecho yo ? ¿Cuál es  mi maldad, o cuál mi pecado contra tu padre, que él busca mi vida?

20:2 Y él le dijo: En ninguna manera; no morirás. He aquí que mi padre ninguna cosa hará, grande ni pequeña, que no me la descubra; ¿por qué, pues, me encubrirá mi padre este negocio? No será  así.

20:3 Y David volvió a jurar, diciendo: Tu padre sabe claramente que yo  he hallado gracia delante de tus ojos, y dirá en sí : No sepa esto Jonatán, para que no tenga pesar; y ciertamente, vive el SEÑOR y vive tu  alma, que apenas hay  un paso entre mí y la muerte.

20:4 Y Jonatán dijo a David: ¿Qué dice tu alma, y lo  haré por ti?

20:5 Y David respondió a Jonatán: He aquí que mañana será nueva luna, y yo acostumbro sentarme con el rey a comer; mas tú dejarás que me esconda en el campo hasta la tarde del tercer día.

20:6 Si tu padre hiciere mención de mí, dirás: Me rogó mucho que lo dejase ir presto a Belén su ciudad, porque todos los de su linaje tienen allá sacrificio aniversario.

20:7 Si él dijere: Bien está, paz tendrá  tu siervo; mas si se enojare, sabe que la malicia es en él consumada.

20:8 Harás, pues, misericordia con tu siervo, ya que has traído tu siervo a alianza del SEÑOR contigo; y si maldad hay en mí mátame tú, que no hay necesidad de llevarme hasta tu padre.

20:9 ¶ Y Jonatán le dijo: Nunca tal te suceda; antes bien , si yo entendiera ser consumada la malicia de mi padre, para venir sobre ti, ¿no había yo  de descubrírtelo?

20:10 Dijo entonces  David a Jonatán: ¿Quién me dará aviso? O, ¿qué  si tu padre te respondiere ásperamente?

20:11 Y Jonatán dijo a David: Ven, salgamos al campo. Y salieron ambos al campo.

20:12 Entonces dijo Jonatán a David: Oh SEÑOR Dios de Israel, cuando habré yo preguntado a mi padre mañana a esta hora, o después de mañana, y si él me hablare  bien de David, si entonces no enviare a ti, y te lo   descubriere,

20:13 el SEÑOR haga así a Jonatán, y esto añada. Mas si a mi padre pareciere bien hacerte mal, también te lo descubriré, y te enviaré, y te irás en paz; y sea el SEÑOR contigo, como fue con mi padre.

20:14 Y si yo viviere, harás conmigo misericordia del SEÑOR; mas si fuere muerto,

20:15 no quitarás perpetuamente tu misericordia de mi casa. Cuando desarraigare el SEÑOR uno por uno los enemigos de David de la tierra, aun  a Jonatán quite de su casa, si te faltare ; y requiera el SEÑOR de la mano  de los enemigos de David.

20:16 Así  hizo Jonatán alianza con la casa de David.

20:17 Y volvió Jonatán a jurar a David, porque le amaba, porque le amaba como a su propia  alma.

20:18 Le dijo luego  Jonatán: Mañana es nueva luna, y tú serás echado de menos, porque tu asiento estará vacío.

20:19 Estarás, pues, tres días, y luego descenderás, y vendrás al lugar donde estabas escondido el día de trabajo, y esperarás junto a la piedra de Ezel;

20:20 y yo tiraré tres saetas hacia aquel lado, como  ejercitándome al blanco.

20:21 Y luego enviaré el criado, diciéndole : Ve, busca las saetas. Y si dijere al criado: He allí las saetas más acá de ti, tómalas; tú vendrás, porque paz tienes, y nada hay de mal , vive el SEÑOR.

20:22 Mas si yo dijere al criado así: He allí las saetas más allá de ti; vete, porque el SEÑOR te ha enviado.

20:23 Y cuanto a las palabras que yo y tú hemos hablado, sea el SEÑOR entre mí y ti para siempre.

20:24 ¶ David, pues, se escondió en el campo, y venida que fue la nueva luna, se sentó el rey a comer pan.

20:25 Y el rey se sentó en su silla, como solía, en el asiento junto  a la pared, y Jonatán se levantó, y se sentó Abner al lado de Saúl, y el lugar de David estaba vacío.

20:26 Mas  aquel día Saúl no dijo nada, porque se  decía: Le habrá acontecido algo, por ventura  no está limpio; no estará purificado.

20:27 El día siguiente, el segundo día de la nueva luna, aconteció también  que el asiento de David estaba vacío. Y Saúl dijo a Jonatán su hijo: ¿Por qué no ha venido a comer el hijo de Isaí hoy ni ayer?

20:28 Y Jonatán respondió a Saúl: David me pidió encarecidamente le dejase ir  hasta Belén.

20:29 Y dijo: Te ruego que me dejes ir, porque tenemos sacrificio los de nuestro  linaje en la ciudad, y mi hermano mismo me lo ha mandado; por tanto, si he hallado gracia en tus ojos, haré una escapada ahora, y visitaré  a mis hermanos. Por esto, pues , no ha venido a la mesa del rey.

20:30 Entonces Saúl se enardeció contra Jonatán, y le dijo: Hijo de la perversa y rebelde, ¿no sé yo que tú has elegido al hijo de Isaí para confusión tuya, y para confusión de la vergüenza de tu madre?

20:31 Porque todo el tiempo que el hijo de Isaí viviere sobre la tierra, ni tú serás firme, ni tu reino. Envía pues ahora, y tráemelo, porque ha de morir.

20:32 Y Jonatán respondió a su padre Saúl, y le dijo: ¿Por qué morirá? ¿Qué ha hecho?

20:33 Entonces Saúl le arrojó una lanza para herirlo; de donde entendió Jonatán que su padre estaba determinado a matar a David.

20:34 Y se levantó Jonatán de la mesa con exaltada ira, y no comió pan el segundo día de la nueva luna; porque tenía dolor a causa de David; y  porque su padre le había afrentado.

20:35 ¶ Al  otro día de mañana, salió Jonatán al campo, al tiempo aplazado con David, y un criado pequeño con él.

20:36 Y dijo a su criado: Corre y busca las saetas que yo tirare. Y cuando el criado iba corriendo, él tiraba la saeta que pasara más allá de él.

20:37 Y llegando el criado adonde estaba la saeta que Jonatán había tirado, Jonatán dio voces tras el muchacho, diciendo: ¿No está la saeta más allá de ti?

20:38 Y volvió a gritar Jonatán tras el muchacho: Date prisa, aligera, no te pares. Y el criado de Jonatán cogió las saetas, y se vino a su señor.

20:39 Pero  ninguna cosa entendió el criado; solamente Jonatán y David entendían el asunto.

20:40 Luego  dio Jonatán sus armas a su criado, y le dijo: Vete y llévalas a la ciudad.

20:41 Y luego  que el muchacho se hubo ido, se levantó David de la parte del mediodía, y se inclinó tres veces postrándose hasta la  tierra; y besándose el uno al otro, lloraron el uno con el otro, aunque David lloró  más.

20:42 Y Jonatán dijo a David: Vete en paz, que ambos hemos jurado por el nombre del SEÑOR, diciendo: El SEÑOR sea entre mí y ti, entre tu simiente y la mía, para siempre. Y él se levantó y se fue; y Jonatán se entró en la ciudad.

 I SAMUEL

21:1 ¶ Y vino David a Nob, a Ahimelec sacerdote; y Ahimelec salió a recibirlo con miedo, y le dijo: ¿Cómo vienes  tú solo, y nadie contigo?

21:2 Y respondió David al sacerdote Ahimelec: El rey me encomendó un negocio, y me dijo: Nadie sepa cosa alguna de este negocio a que yo te envío, y que yo te he mandado; y yo les  señalé a los criados un cierto lugar.

21:3 Ahora, pues, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes en mi mano, o lo que se hallare.

21:4 Y el sacerdote respondió a David, y dijo: No tengo pan común a la mano; solamente tengo pan sagrado; mas lo daré si los criados se han guardado a lo menos de mujeres.

21:5 Y David respondió al sacerdote, y le dijo: Cierto las mujeres nos han sido vedadas desde ayer y desde anteayer cuando salí, y los vasos de los mozos fueron santos, aunque el camino es profano; cuanto más que hoy será santificado  con los vasos.

21:6 Así el sacerdote le dio el pan sagrado, porque allí no había otro pan que los panes de la proposición, los cuales habían sido quitados de delante del SEÑOR, para que se pusiesen panes calientes el día que los otros   fueron quitados.

21:7 Aquel día estaba allí uno de los siervos de Saúl cumpliendo algún voto  delante del SEÑOR, el nombre del cual era Doeg, idumeo, principal de los pastores de Saúl.

21:8 Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano lanza o espada? Porque no tomé en mi mano mi espada ni mis armas, por cuanto el mandamiento del rey era apremiante.

21:9 Y el sacerdote respondió: El cuchillo de Goliat el filisteo, que tú venciste en el valle del Alcornoque, está aquí envuelto en un velo detrás del efod; si tú quieres tomarlo, tómalo; porque aquí no hay otro sino ese. Y dijo  David: No hay otro tal; dámelo.

21:10 ¶ Y levantándose David aquel día, huyó de la presencia de Saúl, y se fue a Aquis rey de Gat.

21:11 Y los siervos de Aquis le dijeron: ¿No es  éste David, el rey de la tierra? ¿No es  éste a quien cantaban en los corros, diciendo: Hirió Saúl sus miles, y David sus diez miles?

21:12 Y David puso en su corazón estas palabras, y tuvo gran temor de Aquis rey de Gat.

21:13 Y mudó su habla delante de ellos, y fingió ser loco entre las manos de ellos, y escribía en las portadas de las puertas, dejando correr su saliva por su barba.

21:14 Y dijo Aquis a sus siervos: He aquí, estáis viendo un hombre demente; ¿por qué lo habéis traído a mí?

21:15 ¿Acaso me faltan locos, para que hayáis traído éste que hiciese de loco delante de mí? ¿había de venir éste a mi casa?

 I SAMUEL

22:1 ¶ Y yéndose David de allí se escapó a la cueva de Adulam (justicia o rectitud del pueblo ); lo cual cuando oyeron sus hermanos y toda la casa de su padre, vinieron allí a él.

22:2 Y se juntaron con él los varones afligidos, y todo hombre que estaba adeudado, y todos los que estaban amargos de alma; y fue hecho capitán de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.

22:3 Y se fue David de allí a Mizpa de Moab, y dijo al rey de Moab: Yo te ruego que mi padre y mi madre estén con vosotros, hasta que sepa lo que Dios hará de mí.

22:4 Los trajo, pues, a la presencia del rey de Moab, y habitaron con él todo el tiempo que David estuvo en la fortaleza.

22:5 Y el  profeta Gad dijo a David: No te estés en esta fortaleza, pártete, y vete a tierra de Judá. Y David se partió, y vino al bosque de Haret.

22:6 ¶ Y oyó Saúl como había aparecido David, y los que estaban  con él. Estaba entonces  Saúl en Gabaa debajo de un árbol en Ramá, y tenía su lanza en su mano, y todos sus criados estaban en derredor de él.

22:7 Y dijo Saúl a sus criados que estaban en derredor de él: Oíd ahora, hijos de Jemini: ¿Os dará también a todos vosotros el hijo de Isaí tierras y viñas, y os hará a todos vosotros capitanes de mil y de cien;

22:8 que todos vosotros habéis conspirado contra mí, y no hay quien me descubra al oído como mi hijo ha hecho alianza con el hijo de Isaí, ni hay alguno de vosotros que se duela de mí, y me descubra cómo mi hijo ha despertado a  mi siervo contra mí, para que me aceche, según hace  hoy día?

22:9 Entonces Doeg idumeo, que era señor entre los siervos de Saúl, respondió y dijo: Yo  vi al hijo de Isaí que vino a Nob, a Ahimelec hijo de Ahitob;

22:10 el cual consultó por él al SEÑOR, y le dio provisión, y también le dio el cuchillo de Goliat el filisteo.

22:11 Y el rey envió por el sacerdote Ahimelec hijo de Ahitob, y por toda la casa de su padre, los sacerdotes que estaban  en Nob; y todos vinieron al rey.

22:12 Y Saúl le dijo: Oye ahora, hijo de Ahitob. Y él dijo: Heme aquí, señor mío.

22:13 Y le dijo Saúl: ¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú y el hijo de Isaí, cuando tú le diste pan y cuchillo, y consultaste por él a Dios, para que se levantase contra mí y me acechase, como lo hace  hoy día?

22:14 Entonces Ahimelec respondió al rey, y dijo: ¿Y quién hay fiel entre todos sus siervos como lo es  David, yerno del rey, y que va por tu mandado, y es ilustre en tu casa?

22:15 ¿He comenzado yo desde hoy a consultar por él a Dios? Lejos sea de mí; no impute el rey cosa alguna  a su siervo, ni a toda la casa de mi padre; porque tu siervo ninguna cosa sabe de este negocio, grande ni chica.

22:16 Y el rey dijo: Sin duda morirás, Ahimelec, tú y toda la casa de tu padre.

22:17 Entonces dijo el rey a la gente de su guardia que estaba alrededor de él: Cercad y matad a  los sacerdotes del SEÑOR; porque también la mano de ellos es también con David, pues sabiendo ellos que huía, no me lo  descubrieron. Mas los siervos del rey no quisieron extender sus manos para matar a  los sacerdotes del SEÑOR.

22:18 Entonces el rey dijo a Doeg: Vuelve tú, y arremete contra los sacerdotes. Y revolviéndose Doeg idumeo, arremetió contra los sacerdotes, y mató en aquel día ochenta y cinco varones que vestían efod de lino.

22:19 Y a Nob, ciudad de los sacerdotes, puso a cuchillo; así a  hombres como a  mujeres, niños y mamantes, bueyes y asnos y ovejas, todo  a cuchillo.

22:20 ¶ Mas uno de los hijos de Ahimelec hijo de Ahitob, que se llamaba Abiatar, escapó, y el cual huyó tras David.

22:21 Y Abiatar dio las nuevas a David como Saúl había dado muerte a  los sacerdotes del SEÑOR.

22:22 Y dijo David a Abiatar: Yo sabía que estando allí aquel día Doeg el  idumeo, él lo había de hacer saber a Saúl. Yo he dado causa ante Saúl  contra todas las personas de la casa de tu padre.

22:23 Quédate conmigo, no temas; quien buscare mi vida, buscará también la tuya; bien  que tú estarás conmigo guardado.

 I SAMUEL

23:1 ¶ Y dieron aviso a David, diciendo: He aquí que los filisteos combaten a Keila, y roban las eras.

23:2 Y David consultó al SEÑOR, diciendo: ¿Iré a herir a estos filisteos? Y el SEÑOR respondió a David: Ve, hiere a los filisteos, y libra a Keila.

23:3 Mas  los varones que estaban con David le dijeron: He aquí que nosotros aquí en Judá estamos con miedo; ¿cuánto más si fuéremos a Keila contra el ejército de los filisteos?

23:4 Entonces  David volvió a consultar al SEÑOR. Y el SEÑOR le respondió, y dijo: Levántate, desciende a Keila, que yo entregaré en tus manos a los filisteos.

23:5 Y partió David con sus hombres a Keila, y peleó contra los filisteos, y trajo antecogidos sus ganados, y los hirió con grande estrago; y libró David a los de Keila.

23:6 Y aconteció que, huyendo Abiatar hijo de Ahimelec a David a Keila, vino en su mano el efod.

23:7 ¶ Y fue dicho a Saúl como David había venido a Keila. Entonces  dijo Saúl: Dios lo ha traído a mis manos; porque él está encerrado, habiéndose metido en ciudad con puertas y cerraduras.

23:8 Y convocó Saúl todo el pueblo a la batalla, para descender a Keila, y poner cerco a David y a los suyos.

23:9 Mas  entendiendo David que Saúl ideaba el  mal contra él, dijo a Abiatar sacerdote: Trae el efod.

23:10 Y dijo David: SEÑOR Dios de Israel, tu siervo ha oído que Saúl procura venir contra Keila, a destruir la ciudad por causa mía.

23:11 ¿Me entregarán los señores de Keila en sus manos? ¿Descenderá Saúl, como tu siervo tiene oído? SEÑOR Dios de Israel, te ruego que lo declares a tu siervo. Y el SEÑOR dijo: , descenderá.

23:12 Dijo luego  David: ¿Me entregarán los señores de Keila a mí y a los varones que están conmigo en manos de Saúl? Y el SEÑOR respondió: Te entregarán.

23:13 David entonces se levantó con sus hombres, que eran  como seiscientos, y salieron de Keila, y fueron de una parte a otra. Y vino la nueva a Saúl de  como David se había escapado de Keila; y dejó de salir.

23:14 ¶ Y David se estaba en el desierto en peñas, y habitaba en un monte en el desierto de Zif; y lo buscaba Saúl todos los días, mas Dios no lo entregó en sus manos.

23:15 Viendo, pues , David que Saúl había salido en busca de su alma, se estaba él  en el bosque en el desierto de Zif.

23:16 Entonces  se levantó Jonatán hijo de Saúl, y vino a David en el bosque, y confortó su mano en Dios.

23:17 Y le dijo: No temas, que no te hallará la mano de Saúl mi padre, y tú reinarás sobre Israel, y yo seré segundo después de ti; y aun mi padre así lo sabe.

23:18 Y entre ambos hicieron alianza delante del SEÑOR; y David se quedó en el bosque, y Jonatán se volvió a su casa.

23:19 ¶ Y subieron los de Zif a decir a Saúl en Gabaa: ¿No está David escondido en nuestra tierra en las peñas del bosque, en el collado de Haquila (oscuro ) que está  a la mano derecha del desierto?

23:20 Por tanto, rey, desciende ahora presto, según todo el deseo de tu alma, y nosotros lo entregaremos en la mano del rey.

23:21 Y Saúl dijo: Benditos seáis vosotros del SEÑOR, que habéis tenido compasión de mí.

23:22 Id, pues, ahora, apercibid aún, considerad y ved su lugar donde tiene el pie, y  quién lo haya visto allí; porque se me ha dicho que él es en gran manera astuto.

23:23 Considerad, pues, y ved todos los escondrijos donde se oculta, y volved a mí con la certidumbre, y yo  iré con vosotros; que si él estuviere en la tierra, yo le buscaré con todos los millares de Judá.

23:24 Y ellos se levantaron, y se fueron a Zif delante de Saúl. Mas David y sus varones estaban  en el desierto de Maón, en la llanura que está a la diestra del desierto.

23:25 Y partió Saúl con sus varones a buscarlo; pero  fue dado aviso a David, y descendió de allí  a la peña, y se quedó en el desierto de Maón. Lo cual cuando Saúl oyó, siguió a David al desierto de Maón.

23:26 Y Saúl iba por un lado del monte, y David con los suyos por el otro lado del monte; y David se daba prisa para ir delante de Saúl; mas Saúl y los suyos habían encerrado a David y a los suyos para tomarlos.

23:27 Entonces vino un mensajero a Saúl, diciendo: Ven luego, porque los filisteos han entrado con ímpetu en la tierra.

23:28 Se volvió, por tanto , Saúl de perseguir a David, y partió contra los filisteos. Por esta causa pusieron a aquel lugar por nombre Sela-hama-lecot (peña de las divisiones ).

23:29 Entonces David subió de allí, y habitó en los parajes fuertes en En-gadi.

 I SAMUEL

24:1 ¶ Y cuando Saúl volvió de los filisteos, le dieron aviso diciendo: He aquí que David está  en el desierto de En-gadi.

24:2 Y tomando Saúl tres mil hombres escogidos de todo Israel, fue en busca de David y de los suyos, por las cumbres de los peñascos de las cabras monteses.

24:3 Y cuando llegó a una majada de ovejas en el camino, donde había una cueva, entró Saúl en ella a hacer sus necesidades; y David y los suyos estaban sentados a los lados de la cueva.

24:4 Entonces los de David le dijeron: He aquí el día que te ha dicho el SEÑOR: He aquí que yo  entrego tu enemigo en tus manos, y harás con él como te pareciere. Y se levantó David, y calladamente cortó la orilla de la  ropa de Saúl.

24:5 Después de lo cual el corazón de David le hirió, porque había cortado la orilla de la ropa de  Saúl.

24:6 Y dijo a los suyos: El SEÑOR me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el  ungido del SEÑOR, que yo extienda mi mano contra él; porque es ungido del SEÑOR.

24:7 Así quebrantó David a los suyos con palabras, y no les permitió que se levantasen contra Saúl. Y Saúl, saliendo de la cueva, se fue su camino.

24:8 También David se levantó después, y saliendo de la cueva dio voces a las espaldas de Saúl, diciendo: ¡Mi señor el rey! Y cuando Saúl miró atrás, David inclinó su rostro a tierra, y adoró.

24:9 ¶ Y dijo David a Saúl: ¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: Mira que David procura tu mal?

24:10 He aquí han visto hoy tus ojos cómo el SEÑOR te ha puesto hoy en mis manos en esta  cueva; y dijeron que te matase, mas te perdoné, porque dije: No extenderé mi mano contra mi señor, porque ungido es  del SEÑOR.

24:11 Y mira, padre mío, mira aún la orilla de tu ropa en mi mano; porque yo  corté la orilla de tu manto, y no te maté. Conoce, pues, y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado contra ti; con todo ,  tú andas a caza de mi vida para quitármela.

24:12 Juzgue el SEÑOR entre mí y ti, y véngueme de ti el SEÑOR; pero mi mano no será contra ti.

24:13 Como dice el proverbio del antiguo: De los impíos saldrá la impiedad; así que mi mano no será contra ti.

24:14 ¿Tras quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién persigues? ¿A un perro muerto? ¿A una pulga?

24:15 El SEÑOR, pues, será juez, y él juzgará entre mí y ti. El vea, y pleitee mi pleito, y me defienda de tu mano.

24:16 ¶ Y aconteció que, cuando David acabó de decir estas palabras a Saúl, Saúl dijo: ¿No es esta la voz tuya, hijo mío David? Y alzando Saúl su voz lloró.

24:17 Y dijo a David: Más justo eres  tú que yo, que me has pagado con bien, habiéndote yo pagado con mal.

24:18 Tú has mostrado hoy que has hecho conmigo bien; pues no me has dado muerte, habiéndome el SEÑOR puesto en tus manos.

24:19 Porque ¿quién hallará a su enemigo, y lo dejará ir sano y salvo? El SEÑOR te pague con bien por lo que en este día has hecho conmigo.

24:20 Y ahora, como yo entiendo que tú has de reinar, y que el reino de Israel ha de ser en tu mano firme y estable,

24:21 júrame, pues, ahora por el SEÑOR, que no talarás mi simiente después de mí, ni raerás mi nombre de la casa de mi padre.

24:22 Entonces David juró a Saúl. Y se fue Saúl a su casa, y David y los suyos se subieron a su fuerte.

 I SAMUEL

25:1 ¶ Y murió Samuel, y se juntó todo Israel, y lo lloraron, y lo sepultaron en su casa en Ramá. Y se levantó David, y se fue al desierto de Parán.

25:2 ¶ Y en Maón había un  hombre que tenía su hacienda en el Carmelo, el cual era muy rico, que tenía tres mil ovejas y mil cabras. Y aconteció hallarse esquilando sus ovejas en el Carmelo.

25:3 El nombre de aquel varón era  Nabal, y el nombre de su mujer, Abigail. Y era aquella mujer de buen entendimiento y de buena gracia; mas el hombre era duro y de malos hechos; y era del linaje  de Caleb.

25:4 Y oyó David en el desierto que Nabal esquilaba sus ovejas.

25:5 Entonces  envió David diez criados, y les dijo: Subid al Carmelo, e id a Nabal, y saludadle en mi nombre.

25:6 Y decidle así: Que vivas y sea paz a ti, y paz a tu familia, y paz a todo cuanto tienes.

25:7 Hace poco supe que tienes esquiladores. Ahora, a los pastores tuyos que  han estado con nosotros, nunca les hicimos fuerza, ni les faltó algo en todo el tiempo que han estado en el Carmelo.

25:8 Pregunta a tus criados, que ellos te lo dirán. Hallen, por tanto, estos criados gracia en tus ojos, pues que venimos en buen día; te ruego que des lo que tuvieres a mano a tus siervos, y a tu hijo David.

25:9 Y cuando llegaron los criados de David, dijeron a Nabal todas estas palabras en nombre de David, y callaron.

25:10 Y Nabal respondió a los criados de David, y dijo: ¿Quién es  David? ¿Y quién es  el hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy que huyen de sus señores.

25:11 ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y mi víctima que he preparado para mis esquiladores, y la daré a hombres que no sé de dónde son?

25:12 ¶ Y yéndose los criados de David, se volvieron por su camino, y vinieron y dijeron a David todas estas palabras.

25:13 Entonces David dijo a sus criados: Cíñase cada uno su espada. Y se ciñó cada uno su espada; también David ciñó su espada; y subieron tras David como cuatrocientos hombres, y dejaron doscientos con el bagaje.

25:14 Y uno de los criados dio aviso a Abigail mujer de Nabal, diciendo: He aquí David envió mensajeros del desierto que saludasen a nuestro amo, y él los ha zaherido.

25:15 Mas  aquellos hombres nos han sido  muy buenos, y nunca nos han hecho fuerza, ni ninguna cosa nos ha faltado en todo el tiempo que hemos conversado con ellos, mientras hemos estado en el campo.

25:16 Nos han sido por muro de día y de noche, todos los días que hemos apacentando las ovejas con ellos.

25:17 Ahora, pues, entiende y mira lo que has de hacer, porque el mal está del todo resuelto contra nuestro amo y contra toda su casa; pues él es  un hombre tan malo, que no hay quien pueda hablarle.

25:18 ¶ Entonces Abigail tomó luego doscientos panes, y dos cueros de vino, y cinco ovejas guisadas, y cinco medidas de harina  tostada, y cien hilos de uvas pasas, y doscientos panes de higos secos, y lo cargó en asnos;

25:19 y dijo a sus criados: Id delante de mí, que yo os seguiré luego. Y nada declaró a su marido Nabal.

25:20 Y sentándose sobre un asno, descendió por una parte secreta del monte, y he aquí David y los suyos que venían frente a ella, y ella los encontró.

25:21 Y David había dicho: Ciertamente en vano he guardado todo lo que éste tiene  en el desierto, sin que nada le haya faltado de todo cuanto es suyo; y él me ha vuelto mal por bien.

25:22 Así haga Dios, y así añada a los enemigos de David, que de aquí a mañana no he de dejar de todo lo que fuere suyo ni aun  meante a la pared.

25:23 Y cuando Abigail vio a David, se bajó prestamente del asno, y postrándose delante de David sobre su rostro, se inclinó a tierra;

25:24 y se echó a sus pies, y dijo: Señor mío, sobre mí sea el  pecado; mas te ruego que permitas a  tu sierva que  hable en tus oídos, y oye las palabras de tu sierva.

25:25 No ponga ahora mi señor su corazón a aquel hijo de Belial, a Nabal; porque conforme a su nombre, así es. El se llama Nabal (loco ), y la locura está  con él; mas yo tu sierva no vi los criados de mi señor, los  cuales tú enviaste.

25:26 Ahora pues, señor mío, vive el SEÑOR y vive tu alma, que el SEÑOR te ha vedado que vinieses a derramar  sangre, y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus enemigos, y todos los que procuran mal contra  mi señor.

25:27 Y ahora esta bendición que tu sierva ha traído a mi señor, dése a los criados que siguen a mi señor.

25:28 Y yo te ruego que perdones a tu sierva esta  maldad; porque el SEÑOR de cierto  hará casa firme a mi señor, por cuanto mi señor hace las guerras del SEÑOR, y mal no se ha hallado en ti en tus días.

25:29 Bien que alguien se haya levantado a perseguirte y a  buscar tu alma, con todo, el alma de mi señor será ligada en el haz de los que viven con el SEÑOR Dios tuyo, y él arrojará el alma de tus enemigos como de  en medio de la palma de una honda.

25:30 Y acontecerá que cuando el SEÑOR hiciere con mi señor conforme a todo el bien que ha hablado de ti, y te mandare que seas capitán sobre Israel,

25:31 entonces, señor mío, no te será esto en tropiezo y turbación de corazón, el  que hayas derramado sangre sin causa, y que mi señor se haya vengado por sí mismo. Guárdese pues mi señor, y cuando el SEÑOR hiciere bien  a mi señor, acuérdate de tu sierva.

25:32 ¶ Entonces dijo David a Abigail: Bendito sea  el SEÑOR Dios de  Israel, que te envió para que hoy me encontrases;

25:33 y bendito sea  tu razonamiento, y bendita seas  tú, que me has estorbado hoy el ir a derramar  sangre, y a vengarme por mi propia mano;

25:34 porque, vive el SEÑOR Dios de Israel que me ha defendido de hacerte mal, que si no te hubieras dado prisa en venirme al encuentro, de aquí a mañana no le quedara a Nabal meante a la pared.

25:35 Y recibió David de su mano lo que le había traído, y le dijo: Sube en paz a tu casa, y mira que he oído tu voz, y he recibido tu faz.

25:36 ¶ Y Abigail se vino a Nabal, y he aquí que él tenía banquete en su casa como banquete de rey; y el corazón de Nabal estaba ya  alegre en él, y estaba muy borracho; por lo que  ella no le declaró poco ni mucho,  hasta que vino el día siguiente.

25:37 Pero  a la mañana, cuando ya  el vino había salido de Nabal, su mujer le declaró estas cosas; y se le amorteció el corazón, y se quedó como una  piedra.

25:38 Y pasados diez días el SEÑOR hirió a Nabal, y murió.

25:39 Y luego que  David oyó que Nabal era muerto, dijo: Bendito sea  el SEÑOR que juzgó la causa de mi afrenta recibida  de la mano de Nabal, y detuvo del mal a su siervo; y el SEÑOR ha tornado la malicia de  Nabal sobre su propia  cabeza. Después  envió David a hablar a Abigail, para tomarla por su mujer.

25:40 Y los criados de David vinieron a Abigail en el Carmelo, y hablaron con ella, diciendo: David nos ha enviado a ti, para tomarte por su mujer.

25:41 Y ella se levantó, e inclinó su rostro a tierra, diciendo: He aquí tu sierva, para que sea sierva que lave los pies de los siervos de mi señor.

25:42 Y levantándose luego Abigail con cinco doncellas que la seguían, se montó en un asno, y siguió a  los mensajeros de David, y fue su mujer.

25:43 También tomó David a Ahinoam de Jezreel, y ambas fueron sus mujeres.

25:44 Porque Saúl había dado su hija Mical, la mujer de David, a Palti hijo de Lais, que era  de Galim.

 I SAMUEL

26:1 ¶ Y vinieron los zifeos a Saúl en Gabaa, diciendo: ¿No está David escondido en el collado de Haquila delante del desierto?

26:2 Saúl entonces se levantó, y descendió al desierto de Zif, llevando consigo tres mil hombres escogidos de Israel, para buscar a David en el desierto de Zif.

26:3 Y asentó Saúl el campamento en el collado de Haquila, que está  delante del desierto junto al camino. Y estaba David en el desierto, y entendió que Saúl le seguía en el desierto.

26:4 David, por tanto envió espías, y entendió por cierto que Saúl venía.

26:5 Y se levantó David, y vino al sitio donde Saúl había asentado el campamento; y miró David el lugar donde dormía Saúl, y Abner hijo de Ner, general de su ejército. Y Saúl dormía en la trinchera, y el pueblo estaba por el  campamento en derredor de él.

26:6 ¶ Entonces habló David, y dijo a Ahimelec heteo, y a Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab, diciendo: ¿Quién descenderá conmigo a Saúl al campamento? Y dijo Abisai: Yo descenderé contigo.

26:7 David, pues, y Abisai vinieron al pueblo de noche; y he aquí Saúl que estaba tendido durmiendo en la trinchera, y su lanza hincada en tierra a su cabecera; y Abner y el pueblo estaban alrededor de él tendidos.

26:8 Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tus manos; ahora, pues, lo heriré presto con la lanza, y lo enclavaré  en la tierra de un golpe, y no segundaré.

26:9 Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extendió su mano contra el ungido del SEÑOR, y fue inocente?

26:10 Dijo además David: Vive el SEÑOR, que si el SEÑOR no lo hiriere, o que su día llegue para que muera, o que descendiendo en batalla perezca,

26:11 me guarde el SEÑOR de extender mi mano contra el ungido del SEÑOR; pero toma ahora la lanza que está  a su cabecera, y la botija del agua, y vámonos.

26:12 Se llevó, pues, David la lanza y la botija de agua de la cabecera de Saúl, y se fueron; que no hubo nadie que viese, ni entendiese, ni velase, pues todos dormían; porque un profundo sueño enviado del SEÑOR había caído sobre  ellos.

26:13 ¶ Y pasando David al otro lado, se puso fuera del camino en la cumbre del monte, habiendo gran distancia entre ellos;

26:14 y dio voces David al pueblo, y a Abner hijo de Ner, diciendo: ¿No respondes, Abner? Entonces Abner respondió y dijo: ¿Quién eres  tú que das voces al rey?

26:15 Y dijo David a Abner: ¿No eres varón tú? ¿Y quién hay  como tú en Israel? ¿Por qué, pues, no has guardado al rey tu señor? Que ha entrado uno del pueblo a matar a tu señor el rey.

26:16 Esto que has hecho, no está bien. Vive el SEÑOR, que sois dignos de muerte, que no habéis guardado a vuestro señor, al ungido del SEÑOR. Mira, pues, ahora dónde está  la lanza del rey, y la botija del agua que estaba  a su cabecera.

26:17 Y conociendo Saúl la voz de David, dijo: ¿No es  ésta tu voz, hijo mío David? Y David respondió: Mi voz es , rey señor mío.

26:18 Y dijo: ¿Por qué persigue así mi señor a su siervo? ¿Qué he hecho? ¿Qué mal hay  en mi mano?

26:19 Ruego, pues, que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si el SEÑOR te incita contra mí, huela él el olor del  sacrificio; mas si fueren  hijos de hombres, malditos sean  ellos en presencia  del SEÑOR, que me han echado hoy para que no me junte en la heredad del SEÑOR, diciendo: Ve y sirve a dioses ajenos.

26:20 No caiga, pues, ahora mi sangre en tierra delante del SEÑOR; porque ha salido el rey de Israel a buscar una pulga, así  como quien persigue una perdiz por los montes.

26:21 ¶ Entonces dijo Saúl: He pecado; vuélvete, hijo mío David, que ningún mal te haré más, pues que mi vida ha sido estimada hoy en tus ojos. He aquí, yo  he hecho locamente, y he errado mucho y  en gran manera.

26:22 Y David respondió, y dijo: He aquí la lanza del rey; pase acá uno de los criados, y tómela.

26:23 Y el SEÑOR pague a cada uno su justicia y su lealtad; que el SEÑOR te había entregado hoy en mi mano, mas yo no quise extender mi mano sobre el ungido del SEÑOR.

26:24 Y he aquí, como tu vida ha sido estimada hoy en mis ojos, así sea mi vida estimada en los ojos del SEÑOR, y me libre de toda aflicción.

26:25 Y Saúl dijo a David: Bendito eres  tú, hijo mío David; sin duda ejecutarás tú grandes empresas , y prevalecerás. Entonces David se fue su camino, y Saúl se volvió a su lugar.

 I SAMUEL

27:1 ¶ Y dijo David en su corazón: Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl; nada, por tanto, me será mejor que fugarme a la tierra de los filisteos, para que Saúl se deje de mí, y no me ande buscando más por todos los  términos de Israel, y así  me escaparé de sus manos.

27:2 Se levantó, pues, David, y con los seiscientos hombres que estaban  con él se pasó a Aquis hijo de Maoc, rey de Gat.

27:3 Y moró David con Aquis en Gat, él y los suyos, cada uno con su familia; David con sus dos mujeres, Ahinoam jezreelita, y Abigail, la que fue  mujer de Nabal el del Carmelo.

27:4 Y vino la nueva a Saúl que David había huido a Gat, y no lo buscó más.

27:5 Y David dijo a Aquis: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, séame dado lugar en algunas de las ciudades de la tierra, donde habite; porque ¿ha de morar tu siervo contigo en la ciudad real?

27:6 Y Aquis le dio aquel día a Siclag. De aquí fue Siclag de los reyes de Judá hasta hoy.

27:7 Y fue el número de los días que David habitó en la tierra de los filisteos, cuatro meses y algunos días.

27:8 ¶ Y subía David con los suyos, y hacían entradas en los gesureos, y en los gerzeos, y en los amalecitas; porque estos habitaban de largo tiempo la tierra, desde como se va a Shur hasta la tierra de Egipto.

27:9 Y hería David la tierra, y no dejaba a vida hombre ni mujer; y se llevaba las ovejas y las vacas y los asnos y los camellos y las ropas; y volvía, y se venía a Aquis.

27:10 Y decía Aquis: ¿Dónde habéis corrido hoy? Y David decía: Al mediodía de Judá, y al mediodía de Jerameel, o contra el mediodía de Ceni.

27:11 Ni hombre ni mujer dejaba a vida David, que viniese a Gat; diciendo: Por ventura darían aviso de nosotros, diciendo: Esto hizo David. Y ésta era su costumbre todo el tiempo que moró en tierra de los filisteos.

27:12 Y Aquis creía a David, diciendo en sí : El se hace abominable en su pueblo de Israel, y así  será siempre mi siervo.

 I SAMUEL

28:1 ¶ Y aconteció que en aquellos días los filisteos juntaron sus campos para pelear contra Israel. Y dijo Aquis a David: Sabe de cierto que has de salir conmigo a campaña, tú y los tuyos.

28:2 Y David respondió a Aquis: Sabrás pues lo que hará tu siervo. Y Aquis dijo a David: Por tanto, te haré guarda de mi cabeza todos los días.

28:3 Ya Samuel era muerto, y todo Israel lo había lamentado, y le habían sepultado en Ramá, en su ciudad. Y Saúl había echado de la tierra los encantadores y adivinos.

28:4 Pues cuando los filisteos se juntaron, vinieron y asentaron campamento en Sunem; y Saúl juntó a todo Israel, y asentaron campamento en Gilboa.

28:5 Y cuando vio Saúl el campamento de los filisteos, temió, y se turbó su corazón en gran manera.

28:6 Y consultó Saúl al SEÑOR; pero el SEÑOR no le respondió, ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas.

28:7 ¶ Entonces Saúl dijo a sus criados: Buscadme alguna  mujer que tenga espíritu de  pitón, para que yo vaya a ella, y por medio de ella pregunte. Y sus criados le respondieron: He aquí hay una mujer en Endor que  tiene espíritu de  pitón.

28:8 Y se disfrazó Saúl, y se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de noche; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por el espíritu de  pitón, y me hagas subir a quien yo te dijere.

28:9 Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha talado de la tierra las pitonisas y los adivinos; ¿por qué pues pones tropiezo a mi vida, para hacerme matar?

28:10 Entonces Saúl le juró por el SEÑOR, diciendo: Vive el SEÑOR, que ningún mal te vendrá por esto.

28:11 La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel.

28:12 Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo:

28:13 ¿Por qué me has engañado? que tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas: ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra.

28:14 Y él le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, adoró.

28:15 ¶ Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy acongojado; pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por mano de profetas, ni  por sueños; por esto te he llamado, para que me declares qué tengo de hacer.

28:16 Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, habiéndose apartado de ti el SEÑOR, y es tu enemigo?

28:17 El SEÑOR, pues, ¡ha hecho como habló por mí mano! Pues ha cortado el SEÑOR el reino de tu mano, y lo ha dado a tu compañero David.

28:18 Como tú no escuchaste la voz del SEÑOR, ni cumpliste el furor de su ira sobre Amalec, por eso el SEÑOR te ha hecho esto hoy.

28:19 Y el SEÑOR entregará a Israel también contigo en manos de los filisteos; y mañana seréis conmigo, tú y tus hijos; y aun el campamento de Israel entregará el SEÑOR en manos de los filisteos.

28:20 ¶ En aquel punto cayó Saúl en tierra cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; que no quedó en él esfuerzo ninguno, porque en todo aquel día y aquella noche no había comido pan.

28:21 Entonces la mujer vino a Saúl, y viéndole en gran manera turbado, le dijo: He aquí que tu criada ha escuchado tu voz, y he puesto mi alma en mi mano, y he oído las palabras que tú me has dicho.

28:22 Te ruego, pues, que tú también oigas la voz de tu sierva; pondré yo delante de ti un bocado de pan que comas, para que te esfuerces, y vayas tu  camino.

28:23 Y él lo rehusó, diciendo: No comeré. Mas sus criados juntamente con la mujer le constriñeron, y él les escuchó. Se levantó, pues, del suelo, y se sentó sobre una cama.

28:24 Y aquella mujer tenía  en su casa un ternero grueso, el cual mató luego; y tomó harina y la amasó, y coció de ella panes sin levadura.

28:25 Y lo trajo delante de Saúl y de sus criados; y luego que hubieron comido, se levantaron, y partieron aquella noche.

 I SAMUEL

29:1 ¶ Y los filisteos juntaron todos sus campamentos en Afec; e Israel puso su campamento junto a la fuente que está  en Jezreel (Dios esparce ).

29:2 Y reconociendo los príncipes de los filisteos sus compañías de a ciento y de a mil hombres, David y los suyos iban en los postreros con Aquis.

29:3 Y dijeron los príncipes de los filisteos: ¿Qué hacen aquí estos hebreos? Y Aquis respondió a los príncipes de los filisteos: ¿No es  éste David, el siervo de Saúl rey de Israel, que ha estado conmigo algunos días o  algunos años, y no he hallado cosa en él desde el día que se pasó a mí  hasta hoy?

29:4 Entonces los príncipes de los filisteos se enojaron contra él, y le dijeron: Envía a este  hombre, que se vuelva al lugar que le señalaste, y no venga con nosotros a la batalla, no sea que en la batalla se nos vuelva  enemigo; porque ¿con qué cosa volvería mejor  a la gracia de su señor que con las cabezas de estos hombres?

29:5 ¿No es  éste David de quien cantaban en los corros, diciendo: Saúl hirió sus miles, y David sus diez miles?

29:6 ¶ Y Aquis llamó a David, y le dijo: Vive el SEÑOR, que tú has sido recto, y que me ha parecido bien tu salida y entrada en el campamento conmigo, y que ninguna cosa mala he hallado en ti desde el día que viniste a mí hasta  hoy; mas en los ojos de los príncipes no agradas.

29:7 Vuélvete, pues, y vete en paz; y no hagas lo malo en los ojos de los príncipes de los filisteos.

29:8 Y David respondió a Aquis: ¿Qué he hecho? ¿Qué has hallado en tu siervo desde el día que estoy  contigo hasta hoy, para que yo  no vaya y pelee contra los enemigos de mi señor el rey?

29:9 Y Aquis respondió a David, y dijo: Yo sé que tú eres  bueno en mis ojos, como un ángel de Dios; mas los príncipes de los filisteos han dicho: No venga éste  con nosotros a la batalla.

29:10 Levántate, pues, de mañana, tú y los siervos de tu señor que han venido contigo; y levantándoos de mañana, luego al amanecer partíos.

29:11 Y se levantó David de mañana, él y los suyos, para irse y volverse a la tierra de los filisteos; y los filisteos fueron a Jezreel.

 I SAMUEL

30:1 ¶ Y cuando David y los suyos vinieron a Siclag al tercer día, los de Amalec habían invadido al mediodía y a Siclag, y habían herido a Siclag, y la habían  quemado a fuego.

30:2 Y se  habían llevado cautivas a las mujeres que estaban en ella, y  desde el menor hasta el mayor; mas a nadie habían dado muerte, sino que los  llevaron, y siguieron su camino.

30:3 Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada a fuego, y sus mujeres y sus  hijos e hijas llevadas cautivas.

30:4 Entonces David y el pueblo que estaba  con él, alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar.

30:5 Las dos mujeres de David, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue  mujer de Nabal del Carmelo, también eran cautivas.

30:6 Y David fue muy angustiado, porque el pueblo hablaba de apedrearlo; porque todo el pueblo estaba con ánimo amargo, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se esforzó en el SEÑOR su Dios.

30:7 ¶ Y dijo David al sacerdote Abiatar hijo de Ahimelec: Yo te ruego que me acerques el efod. Y Abiatar acercó el efod a David.

30:8 Y David consultó al SEÑOR, diciendo: ¿Seguiré este ejército? ¿Lo podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelo que de cierto lo alcanzarás, y sin falta librarás la presa .

30:9 Se partió, pues, David, él y los seiscientos hombres que con él estaban , y vinieron hasta el arroyo de Besor, donde se quedaron algunos.

30:10 Y David siguió el alcance  con cuatrocientos hombres; porque los doscientos se quedaron, que estaban tan  cansados que no pudieron  pasar el arroyo de Besor.

30:11 Y hallaron en el campo un hombre egipcio, el cual tomaron, y trajeron  a David, y le dieron pan que comiese, y a beber agua;

30:12 y le dieron también un pedazo de masa de higos secos, y dos hilos de pasas. Y luego que comió, volvió en él su espíritu; porque no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres noches.

30:13 Y le dijo David: ¿De quién eres  tú? ¿Y de dónde eres? Y respondió el joven egipcio: Yo soy siervo de un amalecita, y me dejó mi amo hoy hace tres días, porque estaba enfermo;

30:14 pues hicimos una incursión a la parte del mediodía de Cereti, y a Judá, y al mediodía de Caleb; y pusimos fuego a Siclag.

30:15 Y le dijo David: ¿Me llevarás tú a aquel ejército? Y él dijo: Hazme juramento por Dios que no me matarás, ni me entregarás en las manos de mi amo, y yo te llevaré al ejército.

30:16 Y así  lo llevó; y he aquí que estaban derramados sobre la faz de toda la tierra, comiendo y bebiendo y haciendo fiesta, por toda aquella gran presa que habían tomado de la tierra de los filisteos, y de la tierra de  Judá.

30:17 Y los hirió David desde aquella madrugada hasta la tarde del día; y no escapó de ellos ninguno, sino cuatrocientos jóvenes, que habían subido en camellos y huyeron.

30:18 Y libró David todo lo que los amalecitas habían tomado; y asimismo libertó David a sus dos mujeres.

30:19 Y no les faltó cosa  chica ni grande, así de hijos como de hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían tomado; todo lo recobró David.

30:20 Tomó también David todas las ovejas y ganados mayores; y trayéndolo todo delante, decían: Esta es  la presa de David.

30:21 ¶ Y vino David a los doscientos hombres que habían quedado cansados y no habían podido seguir a David, a los cuales habían hecho quedar en el arroyo de Besor; y ellos salieron a recibir a David, y al pueblo que con él estaba . Y cuando David llegó a la gente, los saludó con paz.

30:22 Entonces todos los malos y los  hijos de Belial de  entre los que habían ido con David, respondieron y dijeron: Pues que no fueron éstos  con nosotros, no les daremos de la presa que hemos quitado, sino  a cada uno su mujer y sus hijos; los cuales tomen y se vayan.

30:23 Y David dijo: No hagáis eso, hermanos míos, de lo que nos ha dado el SEÑOR; el cual nos ha guardado, y ha entregado en nuestras manos el ejército que vino sobre nosotros.

30:24 ¿Y quién os escuchará en este caso? Porque igual parte ha de ser la de los que vienen a la batalla, y la de los que quedan con el bagaje; que partan juntamente.

30:25 Y desde aquel día en adelante fue esto  puesto por ley y ordenanza en Israel, hasta hoy.

30:26 Y cuando David llegó a Siclag, envió de la presa a los ancianos de Judá, sus amigos, diciendo: He aquí una  bendición para vosotros, de la presa de los enemigos del SEÑOR.

30:27 A los que estaban  en Bet-el, y en Ramot al mediodía, y a los que estaban  en Jatir;

30:28 y a los que estaban  en Aroer, y en Sifmot, y a los que estaban  en Estemoa;

30:29 y a los que estaban  en Racal, y a los que estaban  en las ciudades de Jerameel, y a los que estaban  en las ciudades del ceneo;

30:30 y a los que estaban  en Horma, y a los que estaban  en Corasán, y a los que estaban  en Atac;

30:31 y a los que estaban  en Hebrón, y en todos los lugares donde David había estado con los suyos.

 I SAMUEL

31:1 ¶ Los filisteos, pues, pelearon con Israel, y los de Israel huyeron delante de los filisteos, y cayeron muertos en el monte de Gilboa.

31:2 Y siguiendo los filisteos a Saúl y a sus hijos, mataron a Jonatán, y a Abinadab, y a Malquisúa, hijos de Saúl.

31:3 Y se agravó la batalla sobre Saúl, y le alcanzaron los flecheros; y tuvo gran temor de los flecheros.

31:4 Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada, y pásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos, y me pasen, y me escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces tomó Saúl su espada, y  se echó sobre ella.

31:5 Y viendo su escudero a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada, y murió con él.

31:6 Así murió Saúl y sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones juntamente en aquel día.

31:7 Y los de Israel que eran del otro lado del valle, y del otro lado del Jordán, viendo que Israel había huido, y que Saúl y sus hijos eran muertos, dejaron las ciudades y huyeron; y los filisteos vinieron y habitaron en ellas.

31:8 ¶ Y aconteció al siguiente  día, que viniendo los filisteos a despojar los muertos, hallaron a Saúl y a sus tres hijos tendidos en el monte de Gilboa;

31:9 y le cortaron la cabeza, y le desnudaron las armas; y las enviaron por toda la tierra de los filisteos, para que lo noticiaran en el templo de sus ídolos, y por el pueblo.

31:10 Y pusieron sus armas en el templo de Astarot, y colgaron su cuerpo en el muro de Bet-sán.

31:11 Mas oyendo los de Jabes de Galaad esto que los filisteos hicieron a Saúl,

31:12 todos los hombres valientes se levantaron, y anduvieron toda aquella noche, y quitaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos del muro de Bet-sán; y viniendo a Jabes, los quemaron allí.

31:13 Y tomando sus huesos, los sepultaron debajo de un árbol en Jabes, y ayunaron siete días.

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