Sagradas Escrituras 1569

Capítulo 1  2  3  4  5  6  7  8  9  10  11  12  13  14

ZACARÍAS

1:1 ¶ En el mes octavo, en el año segundo de Darío, vino palabra del SEÑOR a Zacarías profeta, hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo:

1:2 Se airó el SEÑOR con ira contra vuestros padres.

1:3 Les dirás pues: Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Volveos a mí, dijo el SEÑOR de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, dijo el SEÑOR de los ejércitos.

1:4 No seáis como vuestros padres, a los cuales dieron voces los primeros profetas, diciendo: Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos, y de vuestras malas obras: y nunca oyeron, ni me atendieron,  dijo el SEÑOR.

1:5 Vuestros padres, ¿dónde están? Y los profetas, ¿han de vivir para siempre?

1:6 Pero mis palabras y mis ordenanzas que mandé a mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros padres? Por eso se volvieron ellos del cautiverio  y dijeron: Como el SEÑOR de los ejércitos pensó tratarnos conforme  a nuestros caminos, y conforme a nuestras obras, así lo hizo con nosotros.

1:7 ¶ A los veinticuatro del mes undécimo, que es el mes de Sebat, en el año segundo de Darío, vino palabra del SEÑOR a Zacarías profeta, hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo:

1:8 Vi de  noche, y he aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo bermejo, el cual estaba entre los arrayanes que había en la hondura; y detrás de él había  caballos bermejos, overos, y blancos.

1:9 Y yo  dije: ¿Quiénes son  éstos, señor mío? Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: Yo te enseñaré quiénes son  éstos.

1:10 Y aquel varón que estaba entre los arrayanes respondió, y dijo: Estos son  los que el SEÑOR ha enviado para que anden la tierra.

1:11 Y ellos hablaron a aquel ángel del SEÑOR que estaba entre los arrayanes, y dijeron: Hemos andado la tierra, y he aquí toda la tierra está reposada y quieta.

1:12 Y respondió el ángel del SEÑOR, y dijo: Oh SEÑOR de los ejércitos, ¿hasta cuándo tendrás piedad de Jerusalén, y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por espacio de setenta años?

1:13 Y el SEÑOR respondió buenas palabras, palabras consoladoras a aquel ángel que hablaba conmigo.

1:14 Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: Clama diciendo: Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Celé a Jerusalén y a Sion con gran celo;

1:15 Y con gran enojo estoy airado contra los gentiles que están reposados; porque yo  estaba enojado un poco, y ellos ayudaron para el mal.

1:16 Por tanto, así ha dicho el SEÑOR: Yo me he tornado a Jerusalén con miseraciones; mi Casa será edificada en ella, dice el SEÑOR de los ejércitos, y línea de albañil será tendida sobre Jerusalén.

1:17 Clama aún, diciendo: Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Aún serán ensanchadas mis ciudades por la abundancia del bien; y aún consolará el SEÑOR a Sion, y escogerá todavía a Jerusalén.

1:18 ¶ Después alcé mis ojos, y miré, y he aquí cuatro cuernos.

1:19 Y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué son  éstos? Y me respondió: Estos son los cuernos que aventaron a Judá, a Israel, y a Jerusalén.

1:20 Me mostró luego el SEÑOR cuatro carpinteros.

1:21 Y yo  dije: ¿Qué vienen éstos a hacer? Y me respondió, diciendo: Estos son los cuernos que aventaron a Judá, tanto que ninguno alzó su cabeza; mas éstos han venido para hacerlos temblar, para derribar los cuernos de  los gentiles que alzaron el cuerno sobre la tierra de Judá para aventarla.

 ZACARÍAS

2:1 ¶ Alcé después mis ojos, y miré y he aquí un varón que tenía  en su mano un cordel de medir.

2:2 Y le dije: ¿A  dónde vas? Y él me respondió: A medir a Jerusalén, para ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud.

2:3 Y he aquí, salía aquel ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro,

2:4 Y le dijo: Corre, habla a este joven, diciendo: Sin murallas será habitada Jerusalén a causa de la multitud de los hombres, y de las bestias en medio de ella.

2:5 Yo seré para ella, dice el SEÑOR, muro de fuego en derredor, y seré por gloria en medio de ella.

2:6 ¶ Eh, eh, huid de la tierra del aquilón, dice el SEÑOR, porque por los cuatro vientos de los cielos os esparcí, dice el SEÑOR.

2:7 Oh Sion, la que moras con la hija de Babilonia, escápate.

2:8 Porque así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Después de la gloria me enviará él a los gentiles que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su ojo.

2:9 Porque he aquí yo alzo mi mano sobre ellos, y serán despojo a sus siervos, y sabréis que el SEÑOR de los ejércitos me envió.

2:10 ¶ Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, dijo el SEÑOR.

2:11 Y se unirán muchos gentiles al SEÑOR en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que el SEÑOR de los ejércitos me ha enviado a ti.

2:12 Y el SEÑOR poseerá a Judá su heredad en la Tierra santa, y escogerá aún a Jerusalén.

2:13 Calle toda carne delante del SEÑOR, porque él se ha despertado de su santa morada.

 ZACARÍAS

3:1 ¶ Y me mostró a Josué, el sumo sacerdote, el cual estaba delante del ángel del SEÑOR; y Satanás estaba a su mano derecha para serle adversario.

3:2 Y dijo el SEÑOR a Satanás: El SEÑOR te reprende, oh Satanás; el SEÑOR, que ha escogido a Jerusalén, te reprende. ¿No es éste un  tizón arrebatado del incendio?

3:3 Y Josué estaba vestido de vestimentas viles, y estaba delante del ángel.

3:4 Y habló el ángel , e intimó a los que estaban delante de sí, diciendo: Quitadle esas vestimentas viles. Y a él dijo: Mira que he hecho pasar tu pecado de ti, y te he hecho vestir de ropas nuevas.

3:5 Y dije: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron de ropas. Y el ángel del SEÑOR estaba en pie.

3:6 Y el ángel del SEÑOR protestó al mismo Josué, diciendo:

3:7 Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi Casa, también tú guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré plaza.

3:8 ¶ Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú, y tus amigos que se sientan delante de ti; porque son varones de prodigio. He aquí, yo traigo a mi siervo, el  Renuevo.

3:9 Porque he aquí aquella Piedra que puse delante de Josué; sobre esta  única piedra hay  siete ojos; he aquí, yo esculpiré su labor, dice el SEÑOR de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día.

3:10 En aquel día, dice el SEÑOR de los ejércitos, cada uno de vosotros llamará a su compañero debajo de su vid, y debajo de su  higuera.

 ZACARÍAS

4:1 ¶ Y volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó como un hombre que es despertado de su sueño.

4:2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: Miré, y he aquí un candelero todo de oro, con su depósito sobre su cabeza, y sus siete lámparas encima del candelero; y siete canales para las lámparas que están encima de él;

4:3 y sobre él dos olivos, el uno a la mano derecha del depósito, y el otro a su mano izquierda.

4:4 Y hablé y dije a aquel ángel que hablaba conmigo, diciendo: ¿Qué es  esto, Señor mío?

4:5 Y el ángel que hablaba conmigo respondió, y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, Señor mío.

4:6 Entonces respondió y me habló, diciendo: Esta es  Palabra del SEÑOR a Zorobabel, en que se dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, dijo el SEÑOR de los ejércitos.

4:7 ¿Quién eres tú, oh gran monte delante de Zorobabel? Serás reducido  a llanura. El sacará la primera piedra con aclamaciones de Gracia, gracia a ella.

4:8 Y vino palabra del SEÑOR a mí, diciendo:

4:9 Las manos de Zorobabel echarán el fundamento a esta Casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que el SEÑOR de los ejércitos me envió a vosotros.

4:10 Porque, ¿quién ha menospreciado el día de los pequeños comienzos ? Se alegraron, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Aquellos siete son  los ojos del SEÑOR extendidos por toda la tierra.

4:11 ¶ Hablé más, y le dije: ¿Qué significan  estas dos olivas a la mano derecha del candelero, y a su mano izquierda?

4:12 Y hablé la segunda vez, y le dije: ¿Qué significan  las dos ramas de olivas que por medio de dos  tubos de oro vierten de sí aceite como  oro?

4:13 Y me respondió, diciendo: ¿No sabes qué es  esto? Y dije: Señor mío, no.

4:14 Y él dijo: Estos dos hijos de aceite son  los que están delante del Señor de toda la tierra.

 ZACARÍAS

5:1 ¶ Y me torné, y alcé mis ojos, y miré, y he aquí un rollo que volaba.

5:2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: Veo un rollo que vuela, de veinte codos de largo, y diez codos de ancho.

5:3 Me dijo entonces: Esta es la maldición que sale sobre la faz de toda la tierra; porque todo aquel que hurta, (como está  de un lado del rollo ) será destruido; y todo aquel que jura, (como está  del otro  lado del rollo ) será destruido.

5:4 Yo  la saqué, dijo el SEÑOR de los ejércitos, y vendrá a la casa del ladrón, y a la casa del que jura falsamente en mi nombre; y permanecerá en medio de su casa, y la consumirá, con sus enmaderamientos y sus piedras.

5:5 ¶ Y salió aquel ángel que hablaba conmigo, y me dijo: Alza ahora tus ojos, y mira qué es esto que sale.

5:6 Y dije: ¿Qué es? Y él dijo: Esta es un efa de medir trigo  que sale. Además dijo: Este es la iniquidad de ellos en toda la tierra.

5:7 Y he aquí, levantaron un talento de plomo, y una mujer estaba sentada en medio de aquel efa.

5:8 Y él dijo: Esta es  la maldad; y la echó dentro del efa, y echó la masa de plomo en su boca.

5:9 Alcé luego mis ojos, y miré, y he aquí dos mujeres que salían, y traían viento en sus alas, y tenían alas como de cigüeña, y alzaron el efa entre la tierra y los cielos.

5:10 Y dije a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿A dónde llevan éstas el efa?

5:11 Y él me respondió: Para que le sea edificada casa en tierra de Sinar; y será asentado y puesto allá sobre su asiento.

 ZACARÍAS

6:1 ¶ Y me torné, y alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes; y aquellos montes eran de bronce.

6:2 En el primer carro había caballos bermejos, el segundo carro caballos negros,

6:3 en el tercer carro caballos blancos, y en el cuarto carro caballos overos rucios rodados.

6:4 Respondí entonces, y dije al ángel que hablaba conmigo: Señor mío, ¿qué es esto?

6:5 Y el ángel me respondió, y me dijo: Estos son  los cuatro espíritus de los cielos, que salen de donde están delante del Señor de toda la tierra.

6:6 En el que estaban  los caballos negros, salieron hacia la tierra del aquilón; y los blancos salieron tras ellos; y los overos salieron hacia la tierra del mediodía.

6:7 Y los rucios salieron, y se procuraron por ir a andar la tierra. Y dijo: Id, andad la tierra. Y anduvieron la tierra.

6:8 Luego me llamó, y me habló diciendo: Mira, los que salieron hacia la tierra del aquilón hicieron reposar mi Espíritu en la tierra del aquilón.

6:9 ¶ Y vino a mí palabra del SEÑOR, diciendo:

6:10 Toma de los que tornaron  del cautiverio, de los del linaje  de Heldai, y de Tobías, y de Jedaías; y vendrás tú en aquel día, y entrarás en Casa de Josías hijo de Sofonías, los cuales volvieron de Babilonia.

6:11 Tomarás plata y oro, y harás coronas, y las pondrás en la cabeza de Josué, hijo de Josadac el sumo sacerdote;

6:12 y le hablarás, diciendo: Así habló el SEÑOR de los ejércitos, diciendo: He aquí el varón cuyo nombre es el  Renuevo, el cual retoñará de su lugar, y edificará el Templo del SEÑOR.

6:13 El edificará el Templo del SEÑOR, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y será sacerdote en su trono; y consejo de paz será entre ambos a dos.

6:14 Y Helem, y Tobías, y Jedaías, y Hen, hijo de Sofonías, tendrán coronas por memorial en el Templo del SEÑOR.

6:15 Y los que están lejos vendrán y edificarán en el Templo del SEÑOR, y conoceréis que el SEÑOR de los ejércitos me ha enviado a vosotros. Y será esto, si oyereis obedientes la voz del SEÑOR vuestro Dios.

 ZACARÍAS

7:1 ¶ Y aconteció en el año cuarto del rey Darío, que vino Palabra del SEÑOR a Zacarías, a los cuatro del mes noveno, que es Quisleu;

7:2 cuando fue enviado a la Casa de Dios, Sarezer, con Regem-melec y sus hombres, a implorar el favor del SEÑOR,

7:3 y a preguntar a los sacerdotes que estaban en la casa del SEÑOR de los ejércitos, y a los profetas, diciendo: ¿Lloraremos en el mes quinto? ¿Haremos abstinencia como hemos hecho ya algunos años?

7:4 Vino, pues, a mí palabra del SEÑOR de los ejércitos, diciendo:

7:5 Habla a todo el pueblo del país, y a los sacerdotes, diciendo: Cuando ayunasteis y llorasteis en el quinto y en el séptimo mes estos setenta años, ¿habéis ayunado para mí?

7:6 Y cuando coméis y bebéis, ¿no coméis y bebéis para vosotros?

7:7 ¿No son éstas las palabras que publicó el SEÑOR por mano de los profetas primeros, cuando Jerusalén estaba habitada y quieta, y sus ciudades en sus alrededores, y el mediodía y la campiña se habitaban?

7:8 ¶ Y vino palabra del SEÑOR a Zacarías, diciendo:

7:9 Así habló el SEÑOR de los ejércitos, diciendo: Juzgad juicio verdadero, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano;

7:10 no agraviéis a la viuda, ni al huérfano, ni al extranjero, ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano.

7:11 Pero no quisieron escuchar, antes dieron hombro rebelado, y agravaron sus oídos para no oír;

7:12 y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que el SEÑOR de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por mano de los profetas primeros; fue, por tanto , hecho gran castigo por el SEÑOR de  los ejércitos.

7:13 Y aconteció que como él clamó, y no escucharon, así ellos clamaron, y yo no escuché, dice el SEÑOR de los ejércitos;

7:14 antes los esparcí con torbellino por todos los gentiles que ellos no conocían, y la tierra fue desolada tras ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues tornaron en asolamiento el país deseable.

 ZACARÍAS

8:1 ¶ Y vino palabra del SEÑOR de los ejércitos, diciendo:

8:2 Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Yo  celé a Sion con gran celo, y con gran ira la celé.

8:3 Así dijo el SEÑOR: Yo restituiré a Sion, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de Verdad, y el monte del SEÑOR de los ejércitos, monte de Santidad.

8:4 Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Aún han de morar ancianos y ancianas en las plazas de Jerusalén, y cada cual con  bordón en su mano por la multitud de los días.

8:5 Y las calles de la ciudad serán llenas de muchachos y muchachas, que jugarán en ellas.

8:6 Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Si esto parecerá dificultoso a los ojos del remanente de este pueblo en estos días, ¿también será dificultoso delante de mis ojos? Dice el SEÑOR de los ejércitos.

8:7 Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: He aquí, yo salvo mi pueblo de la tierra del oriente, y de la tierra donde se pone el sol;

8:8 y los traeré, y habitarán en medio de Jerusalén; y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios con verdad y con justicia.

8:9 ¶ Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Esfuércense vuestras manos, de vosotros los que oís en estos días estas palabras de la boca de los profetas, desde el día que se echó el cimiento a la Casa del SEÑOR de los ejércitos, para  edificar el Templo.

8:10 Porque antes de estos días no ha habido paga de hombre, ni paga de bestia, ni hubo paz alguna para entrante ni para saliente, a causa de la angustia; porque yo incité a  todos los hombres, cada cual contra su compañero.

8:11 Mas ahora no lo haré  con el remanente de este pueblo como en aquellos días pasados, dijo el SEÑOR de los ejércitos.

8:12 Porque la simiente de la paz quedará ; la vid dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y los cielos darán su rocío; y haré que el remanente de este pueblo posea todo esto.

8:13 Y será que como fuisteis maldición entre los gentiles, oh Casa de Judá y Casa de Israel, así os salvaré, para que seáis bendición. No temáis, mas esfuércense vuestras manos.

8:14 Porque así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Como pensé haceros mal cuando vuestros padres me provocaron a ira, dijo el SEÑOR de los ejércitos, y no me arrepentí;

8:15 así tornando he pensado hacer bien a Jerusalén y a la Casa de Judá en estos días; no temáis.

8:16 Estas son las cosas que haréis: Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad en vuestras puertas verdad y juicio de paz;

8:17 y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis juramento falso; porque todas estas cosas son las que yo  aborrezco, dijo el SEÑOR.

8:18 ¶ Y vino palabra del SEÑOR de los ejércitos a mí, diciendo:

8:19 Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes , y el ayuno del quinto, y el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo, se tornarán a la Casa de Judá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades. Amad,  pues, la Verdad y la Paz.

8:20 Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Aún vendrán pueblos, y moradores de muchas ciudades;

8:21 y vendrán los moradores de una ciudad  a la otra, y dirán: Vamos a orar a la faz del SEÑOR, y busquemos al SEÑOR de los ejércitos. (Y el otro responderá: ) Yo también iré.

8:22 Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar al SEÑOR de los ejércitos en Jerusalén, y a orar a la faz del SEÑOR.

8:23 Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: En aquellos días acontecerá  que diez varones de todas las lenguas de los gentiles, tomarán del manto del varón judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está  con vosotros.

 ZACARÍAS

9:1 ¶ Carga de la palabra del SEÑOR contra tierra de Hadrac, y de Damasco su reposo; porque al SEÑOR están vueltos  los ojos de los hombres, y de todas las tribus de Israel.

9:2 Y también Hamat fenecerá en ella; Tiro y Sidón, aunque muy sabia sea .

9:3 Porque Tiro se edificó fortaleza, y amontonó plata como polvo, y oro como lodo de las calles,

9:4 he aquí, el Señor la empobrecerá, y herirá en el mar su fortaleza, y ella será consumida de fuego.

9:5 Ascalón verá, y temerá; Gaza también, y se dolerá en gran manera; asimismo Ecrón, porque su esperanza será confundida; y de Gaza perecerá el rey, y Ascalón no será habitada.

9:6 Y habitará en Asdod un extranjero, y yo  talaré la soberbia de los palestinos;

9:7 y quitaré su sangre de su boca, y sus abominaciones de sus dientes, y quedarán de  ellos también para nuestro Dios, y serán como capitanes en Judá, y Ecrón como el jebuseo.

9:8 Y seré defensa y amparo firme a mi Casa, del que va y del que viene; y no pasará más sobre ellos angustiador; porque ahora miré con mis ojos.

9:9 ¶ Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de  júbilo, hija de Jerusalén; he aquí, tu Rey vendrá a ti, Justo y Salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, así sobre un pollino hijo de asna.

9:10 Y de Efraín talaré los carros, y los caballos de Jerusalén; y los arcos de guerra serán quebrados; y hablará paz a los gentiles; y su Señorío será  de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra.

9:11 Y tú también por la sangre de tu pacto; yo  he sacado tus presos del aljibe en que no hay agua.

9:12 ¶ Tornaos a la fortaleza, oh presos de esperanza; hoy también os anuncio que os daré doblado.

9:13 Porque he entesado para mí a Judá como  arco, e hice a Efraín su flecha, y despertaré tus hijos, oh Sion, contra tus hijos, oh Grecia, y te pondré como espada de valiente.

9:14 Y el SEÑOR será visto sobre ellos, y su dardo saldrá como relámpago; y el Señor DIOS tocará trompeta, e irá como torbellinos del austro.

9:15 El SEÑOR de los ejércitos los amparará, y ellos devorarán, y los sujetarán a las piedras de la honda, y beberán y harán estrépito como tomados  del vino; y se llenarán como cuenco, o como los lados del altar.

9:16 Y los salvará en aquel día el SEÑOR su Dios como a rebaño de su pueblo; porque serán engrandecidos en su tierra como piedras preciosas  de corona.

9:17 Porque ¡cuánta es su bondad, y cuánta su hermosura! El trigo alegrará a los jóvenes, y el vino a las doncellas.

 ZACARÍAS

10:1 ¶ Pedid al SEÑOR lluvia en la sazón de la lluvia tardía. El SEÑOR hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba en el campo a cada uno.

10:2 Porque las imágenes han hablado vanidad, y los adivinos han visto mentira, y han hablado sueños vanos, en vano consuelan; por lo cual se fueron ellos como ovejas, fueron humillados porque no tuvieron  pastor.

10:3 Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y yo visitaré los machos cabríos; mas el SEÑOR de los ejércitos visitará su rebaño, la Casa de Judá, y los tornará como su caballo de honor en la guerra.

10:4 De él saldrá el ángulo, de él la clavija, de él el arco de guerra, de él también todo angustiador.

10:5 ¶ Y serán como valientes, que en la batalla pisan al enemigo  en el lodo de las calles; y pelearán, porque el SEÑOR será  con ellos; y los que cabalgan en caballos serán avergonzados.

10:6 Porque yo  fortificaré la Casa de Judá, y guardaré la Casa de José; y los haré volver, porque de ellos tendré piedad; y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy  el SEÑOR su Dios, que los oiré.

10:7 Y será Efraín como valiente, y se alegrará su corazón como de vino; sus hijos también verán, y se alegrarán; su corazón se gozará en el SEÑOR.

10:8 Yo  les silbaré y los juntaré, porque yo  los he redimido; y serán multiplicados como fueron multiplicados.

10:9 Bien que los sembraré entre los pueblos, aun en lejanos países se hará mención de mí; y vivirán con sus hijos, y tornarán.

10:10 Porque yo  los tornaré de la tierra de Egipto, y de Asiria los congregaré; y los traeré a la tierra de Galaad y del Líbano, y no les bastará.

10:11 Y la tribulación pasará por el mar, y herirá en el mar las ondas, y se secarán todas las honduras del río; y la soberbia del Assur será derribada, y el cetro de Egipto se perderá.

10:12 Y yo los fortificaré en el SEÑOR, y en su nombre caminarán, dice el SEÑOR.

 ZACARÍAS

11:1 ¶ Oh Líbano, abre tus puertas, y queme fuego tus cedros.

11:2 Aúlla, oh haya, porque el cedro cayó, porque los magníficos son talados. Aullad, alcornoques de Basán, porque el fuerte monte es derribado.

11:3 Voz de aullido de pastores se oyó , porque su magnificencia es asolada; estruendo de bramidos de cachorros de leones, porque la soberbia del Jordán es destruida.

11:4 ¶ Así dijo el SEÑOR mi Dios: Apacienta las ovejas de la matanza;

11:5 a las cuales mataban sus compradores, y no se tenían por culpables; y el que las vendía, decía: Bendito sea  el SEÑOR, porque he enriquecido; ni sus pastores tenían piedad de ellas.

11:6 Por tanto, no tendré piedad más de los moradores de la tierra, dice el SEÑOR; porque he aquí, yo entregaré los hombres, cada cual en mano de su compañero, y en mano de su rey; y quebrantarán la tierra, y yo  no los  libraré de sus manos.

11:7 Y apacentaré, pues, las ovejas de la matanza, es a saber, a  los pobres del rebaño. Porque yo  me tomé dos cayados; al uno puse por nombre Suavidad, y al otro Ligaduras; y apacenté las ovejas.

11:8 E hice matar tres pastores en un mes, y mi alma se angustió por ellos, y también el alma de ellos me aborreció a mí.

11:9 Y dije: No os apacentaré más ; la que muriere, muera; y la que se perdiere, se pierda; y las que quedaren, que cada una coma la carne de su compañera.

11:10 Y tomé mi cayado Suavidad, y lo quebré, para deshacer mi pacto que concerté con todos los pueblos.

11:11 Y fue deshecho en ese día, y así conocieron los pobres del rebaño que miran a mí, que era  palabra del SEÑOR.

11:12 Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y apreciaron mi salario en treinta piezas de  plata.

11:13 Y me dijo el SEÑOR: Echalo al tesorero, hermoso precio con que me han apreciado. Y tomé las treinta piezas de  plata, y las eché en la Casa del SEÑOR al tesorero.

11:14 Y quebré el otro mi cayado, Ligaduras, para romper la hermandad entre Judá e Israel.

11:15 ¶ Y me dijo el SEÑOR: Toma aún los aperos de un  pastor loco;

11:16 porque he aquí, que yo levanto pastor en la tierra, que no visitará las perdidas, no buscará la pequeña, no curará la perniquebrada, ni llevará la cansada a cuestas; sino que se comerá la carne de la gruesa, y romperá sus  uñas.

11:17 ¡Ay del pastor inútil, que abandona el ganado! Espada sobre su brazo, y sobre su ojo derecho; del todo se secará su brazo, y enteramente será su ojo derecho oscurecido.

 ZACARÍAS

12:1 ¶ Carga de la palabra del SEÑOR sobre Israel. Dijo el SEÑOR, el que extiende los cielos, y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él.

12:2 He aquí, yo pongo a Jerusalén por vaso de veneno a todos los pueblos de alrededor, y también a Judá la cual  será en el cerco contra Jerusalén.

12:3 Y será en aquel día, que yo  pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, y todos los gentiles de la tierra se juntarán contra ella.

12:4 En aquel día, dijo el SEÑOR, heriré con aturdimiento a todo caballo, y con locura al que en él sube; mas sobre la Casa de Judá abriré mis ojos, y a todo caballo de los pueblos heriré con ceguera.

12:5 Y los capitanes de Judá dirán en su corazón: Mi fuerza son  los moradores de Jerusalén en el SEÑOR de los ejércitos, su Dios.

12:6 En aquel día pondré los capitanes de Judá como un brasero de fuego entre leña, y como una antorcha de fuego entre gavillas; y consumirán a diestra y a siniestra todos los pueblos alrededor; y Jerusalén será otra vez habitada  en su lugar, en Jerusalén.

12:7 Y guardará el SEÑOR las tiendas de Judá como  en el principio, porque la gloria de la Casa de David y del morador de Jerusalén no hará  que Judá se engrandecerá.

12:8 En aquel día el SEÑOR defenderá al morador de Jerusalén; y el que entre ellos fuere flaco, en aquel tiempo será como David; y la Casa de David como Dios, como el ángel del SEÑOR delante de ellos.

12:9 ¶ Y será que en aquel día yo procuraré quebrantar a  todos los gentiles que vinieren contra Jerusalén.

12:10 Y derramaré sobre la Casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, Espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y harán llanto sobre él, como llanto sobre unigénito, afligiéndose sobre él como  quien se aflige sobre primogénito.

12:11 En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido.

12:12 Y la tierra lamentará, cada linaje de por sí; el linaje de la Casa de David por sí, y sus mujeres por sí; el linaje de la Casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí;

12:13 el linaje de la Casa de Leví por sí, y sus mujeres por sí; el linaje de Simei por sí, y sus mujeres por sí;

12:14 todos los otros linajes, los linajes por sí, y sus mujeres por sí.

 ZACARÍAS

13:1 ¶ En aquel tiempo habrá manantial abierto para la Casa de David y para los moradores de Jerusalén, contra el pecado y contra la inmundicia.

13:2 Y será en aquel día, dice el SEÑOR de los ejércitos, que talaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca más vendrán en memoria; y también haré talar de la tierra a los profetas, y al  espíritu de  inmundicia.

13:3 Y será que cuando alguno más profetizare, le dirán su padre y su madre que lo engendraron: No vivirás, porque has hablado mentira en el nombre del SEÑOR; y su padre y su madre que lo engendraron, le traspasarán cuando  profetizare.

13:4 Y será en aquel tiempo, que todos los profetas se avergonzarán de su visión cuando profetizaren; ni nunca más se vestirán de manto velloso para mentir

13:5 Y dirá: No soy profeta; labrador soy de la tierra, porque esto  aprendí del hombre desde mi juventud.

13:6 Y le preguntarán: ¿Qué heridas son éstas que tienes  en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en Casa de mis amigos.

13:7 ¶ Oh espada, despiértate sobre el pastor, y sobre el hombre compañero mío, dijo el SEÑOR de los ejércitos. Hiere al pastor, y se derramarán las ovejas; y tornaré mi mano sobre los chiquitos.

13:8 Y acontecerá en toda la tierra, dijo el Señor, que las dos partes serán taladas en ella, y se perderán; y la tercera quedará en ella.

13:9 Y meteré en el fuego la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: El SEÑOR es  mi Dios.

 ZACARÍAS

14:1 ¶ He aquí, el día del SEÑOR viene, y tus despojos serán repartidos en medio de ti.

14:2 Porque yo  reuniré a  todos los gentiles en batalla contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y las casas serán saqueadas, y las mujeres serán forzadas; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el remanente  del pueblo no será talado de la ciudad.

14:3 Y saldrá el SEÑOR, y peleará con aquellos gentiles, como peleó el día de la batalla.

14:4 Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el Monte de las Olivas, que está en frente de Jerusalén a la parte del oriente; y el Monte de las Olivas, se partirá por medio de sí hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo  un muy grande valle; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el mediodía.

14:5 Y huiréis al valle de los montes; porque el valle de los montes llegará hasta Azal; y huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías, rey de Judá; y vendrá el SEÑOR mi Dios, y todos sus santos  con él.

14:6 Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura.

14:7 Y será un día, el cual es  conocido del SEÑOR, que ni será día ni noche; mas acontecerá que al tiempo de la tarde habrá luz.

14:8 ¶ Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas; la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno.

14:9 Y el SEÑOR será Rey sobre toda la tierra. En aquel día el SEÑOR será uno, y su nombre uno.

14:10 Y toda la tierra se tornará como llanura desde Gabaa hasta Rimón al mediodía de Jerusalén; y ésta  será enaltecida, y será habitada en su lugar desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la puerta primera, hasta  la puerta de los rincones; y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey.

14:11 Y morarán en ella, y nunca más será anatema, sino que será Jerusalén habitada confiadamente.

14:12 Y ésta será la plaga con que herirá el SEÑOR a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: la carne de ellos se disolverá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán sus ojos en sus cuencas, y su lengua se les deshará  en su boca.

14:13 Y acontecerá en aquel día que habrá en ellos gran quebrantamiento de parte  del SEÑOR; porque trabará cada uno de la mano de su compañero, y levantará su mano contra la mano de su compañero.

14:14 Y Judá también peleará contra Jerusalén. Y serán reunidas las riquezas de todos los gentiles de alrededor: oro, y plata, y ropas de vestir, en gran abundancia.

14:15 Y tal como esto, será la plaga de los caballos, de los mulos, de los camellos, de los asnos, y de todas las bestias que estuvieren en los ejércitos.

14:16 ¶ Y todos los que quedaren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año a adorar al Rey, al SEÑOR de los ejércitos, y a celebrar la Fiesta de los Tabernáculos.

14:17 Y acontecerá, que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén a adorar al Rey, el SEÑOR de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia.

14:18 Y si la familia de Egipto no subiere, y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; antes vendrá sobre ellos  la plaga con que el SEÑOR herirá los gentiles que no subieren a celebrar la Fiesta de los Tabernáculos.

14:19 Esta será la pena  del pecado de Egipto, y del pecado de todos los gentiles que no subieren a celebrar la Fiesta de los Tabernáculos.

14:20 En aquel tiempo estará grabado  sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD AL SEÑOR; y las ollas en la casa del SEÑOR serán como los tazones delante del altar.

14:21 Y será toda olla en Jerusalén y en Judá Santidad al SEÑOR de los ejércitos; y todos los que sacrificaren, vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas; y no habrá más mercader en la Casa del SEÑOR de los ejércitos en aquel  tiempo.

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